Un
caso real…
Mayte, 45 años, casada,
sin hijos, ama de casa.
Acude a nuestra
consulta por padecer graves problemas de insomnio, agravados desde hace un año.
Al preguntarle que nos relate cual es su problema, nos dice:
“Estoy
desesperada, no puedo seguir más tiempo así, estoy enfermando, mi vida es un
desastre, parezco un zombie, no puedo conciliar el sueño y cuando lo consigo, a
las dos horas me despierto y ya no puedo volver a dormirme, así noche tras
noche, al día siguiente no tengo fuerzas para realizar las tareas domésticas,
mi marido me habla y no soy capaz de seguir una conversación con él, porque
estoy como en una nube, sufro dolores de cabeza casi a diario…”
Nos comenta que se
acuesta todas las noches a la misma hora, alrededor de las 23 h., que son las 2
h. y sigue despierta, sin poder conciliar el sueño, dando vueltas y vueltas en
la cama, cambiando de posturas. Cuando consigue dormirse, a las dos o tres
horas, se despierta y aunque permanece acostada e intenta volver a dormirse,
rara vez lo consigue. Dormir tan pocas horas, hace que presente un cansancio
durante todo el día que está afectando a su estado emocional.
Cada noche se acuesta
con miedo a no poder dormir, por lo que presenta ansiedad e irritabilidad y percepción
de incontrolabilidad de la situación.. En ocasiones ha tomado unas copas de
alcohol antes de ir a la cama, para intentar conciliar el sueño, pero no le ha
dado resultado, y al día siguiente se ha levantado con ardores de estómago.
También ha dado caminatas de varios kilómetros por las tardes, para llegar a la
cama cansada y así poder dormir, sin darle resultado tampoco.
El dormitorio de Mayte,
está bien orientado, ventilado, carece de ruidos, con temperatura idónea, y ha
cambiado varias veces de colchón y de almohada, por si estos factores fueran
influyentes en su problema.
Tampoco toma café ni
bebidas estimulantes a lo largo del día.
Después de evaluar a
Mayte, se le diagnosticó insomnio de inicio y de mantenimiento, se le aconsejó
que visitará a médico de atención primaria, quien le prescribió trazodona
(Deprax®) y en consulta psicológica se le aplicaron técnicas de
higiene del sueño y la técnica de la intención paradójica. Pasados tres meses
de tratamiento, a Mayte le desapareció la ansiedad que presentaba a la hora de
acostarse, y la mayoría de las noches consiguió dormir unas seis horas. En la
actualidad se encuentra en seguimiento.
Se le aconseja
asimismo, que no realice ejercicio físico a unas horas próximas a conciliar el
sueño; es decir, a “meterse en la cama”, para controlar el posible exceso de
activación que le pudiese acarrear.
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