sábado, 27 de abril de 2013

MANUAL SOBRE CÓMO CONSEGUIR UNA MEMORIA PRODIGIOSA





EL CEREBRO


¿Qué es el cerebro? A primera vista vemos que se trata de una pequeña masa gris, gelatinosa, uniforme, sin apenas movimiento y protegido por una só­lida bóveda, que pesa menos de kilo y medio. Si buscamos una definición de este órgano en el diccionario encontramos que se trata de una materia nerviosa que ocupa el cráneo de los vertebrados y es el asiento de las sensaciones, así como el principio de los movimientos voluntarios.


HISTORIA DE NUESTRO CEREBRO

Hace más de 200 millones de años, la serpiente poseía ya los em­briones de un cerebro: una estructura orgánica que, sin que intervi­niera el menor control consciente, preservaba la vida de su cuerpo de Una forma automática (regulando, por ejemplo, la respiración, los lati­dos del corazón, y asegurando su protección contra las amenazas ex­ternas).

Controlado por el sistema nervioso visceral, nuestro cerebro primi­tivo ha conservado sus poderes, que han viajado hasta nosotros a tra­vés de la evolución de las especies. Así, profundamente encerradas y escondidas en el seno del cerebro actual, estas estructuras primitivas continúan protegiendo nuestra vida.

Este cerebro se conoce comúnmente como cerebro reptiliano, en re­cuerdo de sus antiguos poseedores. Sus funciones no han cambiado. Se encarga de mantener el equili­brio de la vida instintiva (asegurando así, y sin que nosotros tenga­mos que preocuparnos, la buena marcha de nuestro organismo). Por ejemplo, mantiene la aportación de oxígeno necesaria para el cerebro y el resto del organismo, y controla el funcionamiento de nuestro aparato digestivo.

Su función es la de mantener despierto nuestro instinto de conser­vación. En efecto, guarda en su memoria los peligros afrontados por nuestros ancestros (de las serpientes al hombre de las cavernas, el cual debía conservar su vida gracias a la movilización de todos sus reflejos para atacar o huir), según la evaluación del peligro o de la posibilidad de victoria (transformando así automáticamente el cuerpo en una ciu­dad inexpugnable, en una batalla gloriosa o bien en una huida rápida y prudente). También controla buen número de comportamientos y reacciones.

Más tarde se desarrolló una aglomeración de células. Se trata del minúsculo hipotálamo. Oculto en el centro del cerebro, se encuentra junto al cerebro reptiliano instintivo.

El hipotálamo controla las motivaciones primarias como el hambre, los impulsos sexuales, el miedo, la alegría o la ira... Además recibe un conjunto de informaciones que provienen del organismo, pero también otras del entorno, y las integra.

Su segunda función consiste en ser un organismo de regulación. Es decir, emite decisiones que permiten al organismo asegurarse un funcionamiento armonioso y una buena adaptación al entorno. De ahí que controle los principales impulsos inconscientes. Por ejemplo, juega un papel importante en nuestras reacciones al estrés y/o la relajación.

Los mamíferos inferiores nos han legado un cerebro suplementario, que recubre la parte reptiliana. Permanece invariable en todos los ma­míferos, incluso en nosotros. Esta herencia recibe el nombre de sistema límbico. Esta parte del celebro está relacionada sobre todo con nuestra esfera emocional, que puede estar orientada hacia el interior o hacia el exterior.

En este centro nervioso se registran las sensaciones, impresiones y emociones. Igual que ocurre en los cerebros instintivos, en el sistema límbico las manifestaciones nos llegan sin que las hayamos buscado o provocado conscientemente.

De él provienen también nuestros sentimientos de bienestar o de angustia. Pero cuando aprendemos a positivar nuestros pensamientos, es el encargado de conseguir el bienestar y el placer que le proponemos.

Y ahora, pasando a la capa más externa del cerebro, la más reciente también (es la que nos diferencia de los animales), descubrimos la corteza cerebral o córtex.

Es en la corteza donde se elabora el yo, la consciència de nosotros mismos y de nuestro entorno. También es donde nuestras elecciones se hacen posibles, así como la responsabilidad de poder realizarlas. Gracias a la corteza cerebral podemos planificar, evaluar y juzgar la posibilidad de dirigir nuestros pasos voluntariamente hacia las metas que nos hemos fijado.

·        Mencionaremos algunas de las zonas corticales:

- Las zonas en las cuales tiene lugar toda la actividad intelectual, psíquica: permiten controlar los pensamientos, los sentimientos de una persona, en relación con el mundo exterior.

- Las zonas del lenguaje, de la memoria.

- El lóbulo frontal: donde se encuentra la inteligencia y las funcio­nes más elevadas del ser humano. En ese lugar se analizarán las situaciones, las tomas de decisiones para realizar las conductas más adaptadas al objetivo consciente­mente elegido.

- El córtex puede elaborar pensamientos nuevos para campos de experiencias nuevas casi hasta el infinito. En una expansión de la consciència, las neuronas que se encuentran a la espera y que hasta ahora no han sido utilizadas se asociarán en combinaciones creativas.

Nada es irreversible ni está sometido irremediablemente a la heren­cia O al destino. Podemos decidir si queremos cambiar: para ello sólo debemos aumentar nuestra capacidad.

Es suficiente con comunicar esta nueva visión a nuestro cerebro para que él la lleve a cabo (según ciertas condiciones).

Gracias a las técnicas modernas de exploración ce­rebral, se sabe ahora que los lóbulos frontales desem­peñan un papel importante en todas las operaciones mentales de alto nivel. El tamaño de los lóbulos fron­tales aumenta con la evolución de las especies anima­les. El ser humano es el que presenta un mayor desa­rrollo de estos lóbulos, lo que explica su capacidad para producir las actividades intelectuales más com­plejas y que le son específicas (lenguaje, inteligencia, reflexión...).

La percepción de un objeto implica previamente la construcción de una imagen tridimensional (longitud, amplitud y profundidad). El objeto es reconocido en las zonas-memoria, que lo transferirán a los lóbulos frontales, los cuales le darán un significado.

Memoria y semántica están indisociablemente ligadas: al mismo tiempo que nuestro cerebro reconoce una cosa y la al­macena en un depósito, la califica mediante palabras como «flor» y «rosa», por ejemplo. Nombra lo que reconoce.



El mundo neuronal

El cerebro, como todos los organismos vivos, está compuesto por células o conjuntos de moléculas, que son a su vez conjuntos de átomos. Estas células ner­viosas, cuyo número varía entre diez y cien mil millo­nes según los métodos de recuento utilizados por distintos autores, reciben el nombre de neuronas.

Aunque diferentes por su forma y dimensión, estas neuronas presentan características comunes. Cada una de ellas está constituida por un cuerpo celular delimi­tado por una membrana, y presenta un núcleo y un cito­plasma. En el núcleo se encuen­tra el ADN (ácido desoxirribonucleico), que contiene la información necesaria para la fabricación de la neurona.

Pero la neurona no se parece a ninguna otra célula. De hecho, está como abollada y llena de aristas, y recuerda a una especie de estrella mal formada, o incluso a una estrella fugaz, puesto que posee una larga prolongación: una especie de cola que termina en una ramificación, semejante a las ramas de un árbol.

Esta prolongación de la célula nerviosa se llama axón. Pero además, cada arista del cuerpo celular tiene otras ramificaciones más cortas: las dendritas.

Los axones y las dendritas se encuentran, se entrelazan y forman así una estructura viviente. Constituyen la sustancia gris, nerviosa.

Así como los vagones de un tren se unen por los topes, las ramificaciones más cortas de las neuronas, es decir, las dendritas, se empalman y se unen al extremo del axón de otras neuronas.

Pero en realidad, aunque todas las neuronas están unidas entre sí, siempre existe entre ellas un pequeño espacio infinitesimal que las se­para. En ese minúsculo espacio llamado espacio sináptico es donde se produce una (chispa de electricidad, de energía, que se une a otros millones de impulsos. Los procesos eléctricos desencadenados por estos impulsos se ase­mejan a una especie de fuegos artificiales.

Cuando se movilizan ciertas agrupaciones de neuronas (especiali­zadas en determinadas tareas), sus largas prolongaciones son recorri­das por ondas eléctricas que se propagan por el sistema nervioso, per­mitiendo así, según las sensaciones recibidas, conectar el cerebro que da las órdenes con los órganos que las cumplen.

Pero también en el extremo de las ramificaciones del axón y en el espacio sináptico se producen sustancias bioquímicas que se liberan por el impulso sináptico, que se llaman neurotransmisores. Se trans­miten mediante ondas eléctricas y su misión consiste en excitar y mo­vilizar los músculos u órganos necesarios.

El conjunto de nuestros comportamientos (observar, caminar, hablar, alimentarse, conducir un vehículo, re­flexionar...) depende de múltiples procesos de inte­gración realizados por el sistema nervioso, constituido por el cerebro, la médula espinal y los nervios.

De este cuerpo celular parten dos especies de prolongaciones: unas cortas, múltiples y ramificadas lla­madas dendritas, y una prolongación única, de longi­tud variable (desde algunas decenas de micrones hasta más de un metro), denominada axón, que termina tam­bién en ramificaciones. Las dendritas y los cuerpos ce­lulares reciben los estímulos, que después son transmi­tidos a lo largo de los axones.
Existen dos tipos de neuronas:

·        Las neuronas sensoriales (o aferentes), que trans­miten las informaciones captadas por los receptores sensoriales (piel, ojo, etc., pero también los te­jidos internos del cuerpo) hacia la médula espinal y el cerebro.

·        Las neuronas motrices (o eferentes), que aseguran el trayecto en el sentido contrario (transmisiones desde el cerebro y la médula espinal hacia los músculos, los tejidos y las glándulas).

Los axones procedentes de cientos o millares de neuronas se agrupan en haces para constituir los ner­vios. Un mismo nervio puede comprender al mismo tiempo axones de neuronas sensoriales y motrices. Las neuronas están contenidas en una especie de tejido denso, «la cola» o neuroglia, compuesta de células (gliales) que le aportan los elementos nutritivos nece­sarios para su actividad y supervivencia.

Los miles de millones de neuronas que poseemos se encuentran enmarañadas, interconectadas. Cada una de ellas puede estar conectada a otras miles. Por ello pueden producirse miles de millones de interacciones, con lo que las nociones de redes de neuronas y «redes de redes de neuronas» (Godaux) garantizan las cone­xiones entre las diferentes zonas cerebrales.

La zona de contacto y transmisión entre una neu­rona y otra se denomina sinapsis. En esta zona se opera la transmisión del influjo nervio­so -es decir, de la información- entre neuronas, por un fenómeno en el que se conjugan a la vez la física y la química. Cada neurona está recubierta por una mem­brana que, cuando se ve sometida al impulso eléctrico del influjo nervioso, modifica su tensión -se dice que se «polariza»- y transmite este influjo. Cuando éste llega a las ramificaciones del axón, provoca la libera­ción, a través de las vesículas presinápticas, de una sustancia química que le ayudará a pasar hacia la si­guiente neurona, y así seguidamente. Esta sustancia química que desempeña la función de mensajero se de­nomina un neurotransmisor.

Algunos neurotransmisores ejercen una acción ex­citante, otros inhibidora. Hasta la fecha, los investiga­dores han identificado una cuarentena de neurotransmisores, pero aún quedan muchos por descubrir. Uno de los más conocidos es la acetilcolina. Está implicada en los procesos de memorización (aunque no es el úni­co) y está muy extendida en una estructura subcortical, el hipocampo, del que se sabe su importancia en la adquisición de nuevas informacio­nes. El hipocampo es especialmente vulnerable a cier­tas afecciones cerebrales, como el mal de Alzheimer. Algunos trabajos han demostrado que cuanto mayor es la degeneración de las neuronas que producen la ace­tilcolina en esta región, más graves son los problemas de los pacientes.

La circulación de los neurotransmisores es organi­zada y controlada por el cerebro, que es el gran regula­dor: hace intervenir los enzimas que transforman la composición del neurotransmisor y, además, programa la captación y almacenaje de estos neurotransmisores en las vesículas presinápticas que, como hemos visto, son los depósitos de los neurotransmisores.

Pero puede suceder que el cerebro, tras sufrir di­versos daños, no pueda desempeñar adecuadamente su función reguladora, lo que puede comportar una serie de problemas. Tomemos el caso de la dopamina, un neurotransmisor muy conocido, que puede a la vez fa­cilitar los movimientos voluntarios y controlar ciertas actividades intelectuales y emocionales. La insuficien­cia de este neurotransmisor está relacionada con la destrucción de una estructura llamada «sustancia negra», lo que origina la enfermedad de Parkinson. Por el con­trario, su hipersecreción se traduce en síntomas psicóticos como los que se observan en la esquizofrenia. En el mal de Alzheimer son varios los neurotransmisores deteriorados, aunque el más acentuado y constante es la acetilcolina.



PARTES DEL CEREBRO

El cerebro está dividido en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, cada uno con diferentes ca­racterísticas.

El hemisferio izquierdo, analítico, es el responsable del lenguaje, del razonamiento lógico y del pensamiento secuencial. Es el que domina las funciones que se consideran esenciales en el trabajo intelectual.

El hemisferio derecho se encarga de las fun­ciones más pasivas o receptivas: la intuición, los sentimientos y la imaginación. Procesa la informa­ción sobre todo a través de las imágenes y de forma sintética, global e integradora.

Debido a que las principales fibras nerviosas se cruzan en este nivel, el lado derecho de nuestro cuerpo es controlado por el hemisferio izquier­do, y a la inversa. Esto se verifica cuando, por ejemplo, la parte derecha del cerebro ha sido dañada por un ac­cidente: surgen problemas en la parte izquierda del cuerpo como parálisis parcial, hemiplejía, etc.

Gracias al cuerpo calloso, las informaciones que llegan a uno de los hemisferios son transmitidas al otro. Al estar igualmente relacionadas entre sí las dife­rentes zonas de ambos hemisferios, podemos conside­rar el cerebro como un sistema integrado, que opera como una unidad conjunta.


El principal mecanismo de funciona­miento de la memoria es la asociación. Cualquier nuevo dato, concepto o imagen que desee entrar y permanecer en nuestro cerebro tendrá que buscar otros ya existentes en él para asociarse a ellos. Aprender es establecer nuevas y más complejas co­nexiones.

El cerebro no adquiere y almacena la informa­ción de una forma caótica: la organiza siguiendo una lógica para que pueda ser recuperable y útil. Por ejemplo, si pensamos en un coche, primero tendremos una visión del conjunto, y después, si queremos, podremos recordar sus múltiples com­ponentes siguiendo unas pistas: dentro sabemos que hay un volante, un cuadro de mandos, una palanca de cambios, asientos... Por fuera sabemos que hay puertas, faros, ruedas... Recordamos que tiene un motor con diferentes partes: bujías, carburador, pistones... Y si nos mencionan una de las partes (bujías) enseguida nos vendrá a la mente el concepto y la imagen general (coche).

Esto quiere decir que si pretendemos adquirir unos determinados conocimientos, deberemos dis­tinguir las partes que lo componen y tener una idea precisa del lugar que ocupa cada una de ellas dentro del conjunto.

Como norma general, los conocimientos deben asimilarse estructurada y organizadamente, de for­ma que queden claras las imágenes de conjunto. A partir de ellas se va hacia lo particular.

Como podemos suponer la conexión con el sistema nervioso determina que el hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo, y el hemisferio derecho controla el lado izquierdo. Cada parte del cerebro está a cargo de diferentes procesos mentales:

Hemisferio izquierdo            Hemisferio derecho
Lógica                                  Ritmo
Razonamiento                      Música
Lenguaje                              Imaginación
Números                              Imágenes
Análisis                               Color
Linealidad                            Reconocimiento de formas
Abstracciones                      Creatividad general

Como se ve, a diferencia de lo que se pensó en un principio, lejos de ser tonta, la mitad derecha del cerebro es simplemente muda e iletrada. En realidad, percibe, siente y piensa a su manera, que en algunos casos puede ser superior. El único problema es comunicarse con ella en forma no verbal, como si fuera un animal sumamente inteligente.

Cada hemisferio está dividido por hendiduras y circunvoluciones en cuatro lóbulos, responsables de funciones específicas. Muy esquemáticamente, se considera que los ló­bulos occipitales intervienen en la percepción y el tra­tamiento de las informaciones visuales, los lóbulos parietales en el tratamiento de las informaciones sen­sitivas, los lóbulos temporales conciernen a las infor­maciones auditivo-verbales mientras que los frontales controlan la acción, las decisiones y las capacidades de abstracción. Cada lóbulo comporta una zona primaria sensorial o motriz, que está rodeada por otras pequeñas zonas denominadas «asociativas». Estas desempeñan un pa­pel preponderante en las funciones superiores.


COMPORTAMIENTO DEL CEREBRO

Bajo determinadas circunstancias el cerebro es capaz de segregar sustancias como por ejemplo la adrenalina, que es básicamente la sustancia que es provocada por el estrés: ese estado de tensión que permite conseguir una máxima eficacia en un determinado momento movilizando músculos y órganos (para no perder un tren, ganar una ca­rrera...). Pero el estrés también puede ser perjudicial si las tensiones se acu­mulan sin descargarse, causando angustia, irritabilidad, malestar.

Existe otra sustancia química, otro neurotransmisor, que produce el efecto contrario: la relajación. Se trata de las endorfinas, descubiertas recientemente, que poseen la propiedad de apaciguar, calmar el dolor y proporcionar bienestar.

Es del cerebro de donde proceden las órdenes. Es él quien mantiene el control de todos los procesos fisiológicos, volunta­rios o no. También es el centro de nuestra inteligencia y de nuestra sensibilidad. Al recibir información, el cerebro la analiza y envía las respuestas adecuadas.

Así pues, gracias a las neuronas, el cerebro recibe y después trans­mite los impulsos que corresponden a lo que (consciente o inconscien­temente) nos proponemos realizar. Es este flujo de energía el que permite que se manifieste la vida. El desarrollo de la consciència le permite al ser humano reconocer la rea­lidad de la vida, y mejorarla para su propio beneficio y para el de la comunidad.

Sabemos que el cerebro produce continuamente corrientes en forma de energía eléctrica. En él se encuentra una pequeña central que fabrica nuestra electricidad interna.

Hace algunas decenas de años, a los científicos se les ocurrió medir estas ondas. Idearon un aparato electrónico, en el cual unos electrodos sujetos al cráneo (de manera totalmente indolora) captaban estas ondas.

Las ondas se recogían en un electroencefalógrafo, que es el nombre del aparato. Un dispositivo situado sobre un papel especial trazaba las pulsiones eléctricas del cerebro de una persona. Así, una persona relajada o hiperactiva, dormida o despierta, manifiesta su estado de consciència a través de su electroencefalograma. De ese modo se ha podido clasificar un determinado número de trazos típicos, bien característicos.

Comenzaremos por examinar aquellos que nos ofrecerán, un poco más tarde, el máximo interés. Se trata de los trazos de las ondas llamadas alfa. Sobre el papel, salta a la vista que estas ondas son regulares en su gran amplitud y en su periodicidad. El cerebro en ese momento funciona al ralentí. Estas trazas están asociadas a los estados de relajación, unidos a un bienestar psicológico.

Otras ondas han sido llamadas (siempre convencionalmente) beta, con frecuencia  más corta, y amplitud  inferior. Existen irregularidades en esta frecuencia. Estas ondas son producidas en períodos de actividad, en alerta di­námica.

La aparición de ondas llamadas teta se caracteriza por una frecuencia inferior a las alfa pero con mayor amplitud.

         Y por último las ondas delta: son las del sueño más profundo, también acompañan a ciertas enfermedades. Son las que poseen la frecuencia más débil (más débil según se acerca al coma) donde el pulso y la respiración son muy bajos.

Trabajos y experimentos han permitido descubrir que tenemos, cada uno de nosotros, la capacidad de modificar los trazos de nues­tras ondas cerebrales.

Podemos enviar órdenes y nuevos mensajes al cerebro. En lo que concierne al córtex, la cualidad de pensamientos positivos y una vi­sión armoniosa de las capacidades pueden, efectivamente, modificar nuestros circuitos. De la misma manera, podemos aprender a dirigir nuestros procesos vegetativos internos. La condición esencial para este logro es «entrar en alfa», es decir, controlar la relajación “muscular”, la respiración pausada consciente (que aleje preocupaciones y pensamientos activos). Un estado receptivo y apaciguado permite al cerebro relajar las tensiones y restablecer el equilibrio armónico de todas las funciones del ser.

         Por regla general, el hemisferio derecho domina todo lo relacio­nado con la motricidad y la sensibilidad. Al izquierdo, en cambio, se le atribuye el lenguaje; pero también la  comprensión, que nace del análisis y de la síntesis.

En general (salvo en los casos de educación acertada), el hemisferio que domina casi no concede importancia a su alter ego, al que a me­nudo prefiere ignorar.
Cuanto más éxito alcanza uno de los dos, más tiende a obstaculizar el buen funcionamiento del otro. Es por esto que, para desarrollar y ejercer nuestro talento, a menudo limitamos nuestra capacidad global.


El funcionamiento cerebral

         Nuestro patrimonio genético define los límites de nuestro potencial cerebral, pero parece razonable considerar que el medio interviene en el de­venir de ese potencial. Múltiples son los ejemplos que demuestran que la misma situación vivi­da por diversos individuos no da origen a una misma historia.

Así pues, los factores personales, el medio so­cial y la educación de cada persona interfieren en el pa­trimonio genético. Estas interacciones intervendrán tan­to para facilitar como para frenar la adquisición y el de­sarrollo de una determinada función cerebral, aptitud artística o capacidad profesional.

Cuando percibimos informaciones visuales, audi­tivas o de cualquier otro tipo, activamos la asociación de un gran número de datos previamente memorizados. Es la asunción de todas esas asociaciones la que da un sentido al objeto que percibimos: sólo podemos identi­ficar lo que conocemos previamente. Entramos en este punto a tratar el concepto de cultura entendido como la capacidad a partir de estímulos e informaciones externas que recibimos desde que nacemos a la actualidad y que almacenamos bien de una manera consciente o inconsciente.


LA PSICOLOGIA DE LA MEMORIA

Nuestra mente es compleja y tiene capacidades conscientes y sub­conscientes. Por este motivo puede actuar de ambos modos.

La CONSCIENCIA la usamos exclusivamente para razonar y para elegir, y a veces también para pensar (el pensamiento está con­trolado básicamente por nuestro subconsciente). Así, el razonamiento es el resultado de la actividad mental de razonar, es decir, un conjunto de proposiciones enlazadas entre sí que dan apoyo o justifican una idea. El razonamiento se corresponde con la actividad verbal de argumentar. En otras palabras, un argumento es la expresión verbal de un razonamiento. Además, nos permite emplear todos los elementos de la experiencia situada en el cere­bro, para unificar en su cuerpo la mente y el espíritu. Es la consciència quien gobierna nuestra integridad, es una manera silenciosa que tenemos de hablar con nosotros mismos, de vincularnos con nuestra propia experiencia y de comprenderla.

En el SUBCONSCIENTE, en cambio, reinan sensaciones diferentes, y aquí es donde residen principalmente la memoria, los sentimientos y la imaginación, por lo que es donde nos vamos a centrar de manera especial. Las imágenes y en especial aquellas que tienen movimiento se recuerdan mucho mejor que las palabras, y con ellas podemos hacer miles de asociaciones. También aquellas situaciones que nos han causado sorpresa o bien una intensidad emocional muy fuerte (ganar una lotería, comprarte un ferrari, la pérdida de un ser querido…) dejan en nosotros una huella en el subconsciente que fácilmente podemos recuperar y que podemos revivir y asociarlo con aquello que queremos memorizar.

Lo que proponemos es que asociemos aquellas cosas que nos afectan o que conozcamos a la perfección y que hayan dejado en nosotros un recuerdo que no olvidamos que a veces será concreta y conocida y otras ve­ces será absurda y extraordinaria.

Es importante practicar la visualización las veces que haga falta, no sólo para desarrollar esta capacidad y que nos resulte más fácil realizarla, sino porque cuanto más repitamos una imagen mental, más se nos grabará en la memoria y mejor la recordaremos. Igualmente, la práctica de la visualización de los objetos o de las situaciones hará que los recuerdes con más precisión y exactitud, pues más atención habrás puesto en ellas.

Cuando ya domines el arte de la imaginación, aplícalo a todas las áreas de tu vida. Si estás estudiando, no te aprendas el material tal cual, usa tu imaginación: ¡vive las asignaturas! Por ejemplo, si estás estudiando Historia intenta visualizar todo lo que pasó como si estuvieras vien­do una película, o mejor aún, como si tú estuvieras allí: te será fácil, te aporta muchos detalles.


LA MEMORIA

Es la capacidad mental que nos permite guardar o retener una in­formación o conjunto de datos.

La memoria funciona como un almacén (entran y salen datos con­tinuamente), y, como dije anteriormente, reside en la parte de la mente que llamamos subconsciente. Buena prueba de ello es que todo lo que vamos viendo o detectando por cualquiera de nuestros sentidos a lo largo del día es almacenado o memorizado inconscientemente. Otra forma de demostrar que esa capacidad de almacenaje de da­tos reside en el subconsciente viene dada cuando a veces, en distintas circunstancias nos vemos incapaces de controlar nuestra memoria. Por ejemplo, en la realización de ciertos exámenes importantes. Desde el punto de vista psíquico, el factor más importante de la memoria es la REPRESENTACION, que consiste en reproducir pasadas percepciones y experiencias en la forma de imágenes mentales o, permítasenos la frase, ‘pinturas en el ojo de la mente’, que nos releva de la necesidad de percibir, directa e inmediatamente, un objeto, cada vez que deseamos o somos impulsados a pensar en él. Estos procedimientos, mediante los cuales se hace posible lo indicado, se llaman procesos de REPRESENTACION, porque por medio de ellos las pasadas experiencias de la percepción son PRESENTADAS de nuevo a la conciencia. (EL SUPREMO PODER


FASES DE LA MEMORIA

Generalmente, se suelen distinguir tres fases en la memoria:

El proceso de memorización sería el siguiente:

 En primer lugar, se racionaliza y/o se asocia para fijar la información.

A continuación, se conserva, de una manera temporal o perma­nente.
Por último, llegado el caso, se restituye; es decir se evocan, se re­viven estos recuerdos que constituyen contenidos personales

TIPOS DE MEMORIA

·     Atendiendo al tiempo que somos capaces de retenerla:

         A) De CORTO PLAZO, cuando, por ejemplo, nos dicen todos los dígitos de un número de teléfono y sucede que, si no los ano­tamos inmediatamente, se nos olvidan, pues solamente somos capaces de poder retenerlos durante unos pocos segundos. A veces nos repetimos dicho número para nosotros, de forma in­cesante, para escucharlo de nuestra propia voz y así poder re­cordarlo mejor hasta que lo anotemos.
La memoria de los hechos recientes es la más frágil, la más vulnerable al envejecimiento natural y a las patologías. No existe una frontera rectilínea entre las me­morias de los hechos recientes y antiguos. La memoria de las personas está inscrita en el tiempo de forma con­tinua. Pero la memoria no es fija, consiste en un conjun­to de sistemas dinámicos en perpetua construcción y reconstrucción. Podemos recuperar nuestros recuerdos tanto de forma fidedigna como deformados. Así pues, las interacciones son más o menos constantes entre los estados vividos con anterioridad y nuestros estados ac­tuales.

         B) De MEDIO PLAZO, cuando la información se retiene uno o dos días a lo sumo.
         C) De LARGO PLAZO, cuando es retenida meses o años y solo requiere de pequeños estímulos para mantenerla nítida en nues­tro recuerdo. A modo de ejemplo puede valemos el nombre de la ciudad donde nacimos, la imagen de la cara de un hermano o la voz de nuestro padre.
Aquí se guarda todo, absolutamente todo lo que sabemos, y cómo podemos imaginar, su capacidad es ilimitada, así como su duración. Dentro de esta debemos de diferenciar distintos tipos de memoria como son:

- Memoria implícita o procedimental: se define como la memoria del «saber cómo», y se refiere a la habilidad de recordar cómo hacer las cosas. Aprendizaje de tareas perceptivomotoras, no accesibles directamente a la consciencia.

- Memoria explícita o declarativa: se define como la memoria del «saber qué», y almace­na distintos tipos de conocimiento. Datos y hechos directamente accesibles a la consciencia. Se puede dividir en dos:

- Memoria semántica: es la memoria del significado, el lugar donde almacena­mos todo nuestro conocimiento sobre el mundo, incluyendo todos los con­ceptos, las reglas, las leyes que lo rigen y el lenguaje.

- Memoria episódica: es donde almacenamos nuestras experiencias pasadas, e incluye detalles sobre el momento y el lugar donde adquirimos la informa­ción. Dentro de ésta se encuentra la memoria prospectiva, para recordar ac­ciones o planes que debemos hacer en el futuro.

- Metamemoria: se refiere al conocimiento personal sobre la propia memoria, lo que sabemos cada uno de cómo funciona o cómo falla nuestra memoria. En de­finitiva, es analizar nuestro potencial memorístico con todos sus puntos positi­vos o vulnerables hasta llegar al detalle. Se refiere a conocer cómo aprendemos, saber cómo saber y saber sobre el saber.

Por último, el término codificación engloba todas las activida­des cerebrales destinadas a transformar las informacio­nes en representaciones mentales más o menos estables, temporales o definitivas. Para que una informa­ción codificada se convierta en un recuerdo duradero es preciso que se consolide. La inteligencia asegura otro sistema de consolidación: la integración de informaciones nuevas a otras antiguas, debido por ejemplo a su similitud o a una relación lógica o afecti­va entre ellas, favorece su consolidación. Del mismo modo, una emoción importante aumenta la consolidación de una información: olvidamos con mayor facili­dad los acontecimientos que nos dejan indiferentes que los que nos sorprenden de manera notable.

A nivel más general, es la afectividad (sorpresa) la que hace selectiva la memoria al determinar la elección de lo que será codificado y consolidado de una forma tem­poral o duradera. La historia personal de cada uno es la que explica que los mismos sucesos no sean nunca memorizados del mismo modo por individuos diferentes.



ORGANOS SENSORIALES RECEPTORES DE LA INFORMACIONES

Las informaciones sensoriales (esto es, captadas por los órganos de los sentidos) raramente son «pu­ras». Por ejemplo, las informaciones visuales son en muy contadas ocasiones exclusivamente visuales. No nos limitamos a ver: sentimos y oímos al mismo tiem­po. Estas informaciones aparecen, por lo general, com­binadas.

Anteriormente hemos visto también que memoria y semántica son indisociables: atribuimos un significa­do a lo que percibimos. La memoria semántica desig­na el recuerdo de los hechos culturales y los conceptos. La función lenguaje permite al pensamiento expresarse y comunicarse a través de la palabra, la escritura o, de forma más genérica, por cualquier sistema de signos o símbolos. Así pues, la memoria verbal designa las relaciones entre las funciones memoria y lenguaje.

También interviene la inteligencia. Se emplean los términos memoria lógica o asociativa para designar la aptitud para memorizar analogías, establecer relacio­nes y elaborar asociaciones. El papel de la inteligencia consiste en estructurar y organizar las informaciones.
·     Atendiendo al sentido por el que percibimos el tipo de la in­
formación a memorizar. Así, la memoria puede ser:
- VISUAL, es la más importante y poderosa de todas, y gracias a
ella podemos recordar las cosas que vemos. En el caso de un
estudiante que está leyendo un texto, su mente puede proceder
a transformar esas palabras que ve escritas en imágenes, las
cuales forman la llamada memoria fotográfica (que no debe ser
confundida con la memoria eidética), siempre y cuando esta
persona haya conseguido adquirir la destreza necesaria.
         Mientras una persona está leyendo se van produciendo una serie de enlaces, más o menos lógicos, de todos los datos que lee. Estos son interpretados por su mente subconsciente junto con los datos que esa persona memorizó anteriormente o que ya tenía adquiridos desde una época pasada. El estudiante solo aprende cuando es capaz de razonar y de com­prender lo que está memorizando.
         Respecto al concepto conocido como memoria fotográfica es cierto que todos tenemos la capacidad para hacer o recordar pequeños flashes fotográficos, que perduran unas déci­mas de segundo en nuestra memoria, aunque pueden ser desarrollados con el entrenamiento.
         En cualquier caso, la memoria más fuerte será aquella basada en imágenes, y más aún la que se componga de imágenes que posean movimiento, lo que algún autor  vídeo mental. Sin duda, esta es la mayor arma memorística que todos los humanos poseemos para memorizar y también para poder leer velozmente.

- AUDITIVA, una memoria muy usada diariamente y que nos permite, por ejemplo, memorizar y recordar una canción.

Fíjate que en primer lugar se memoriza y posteriormente se re­cuerda, por lo que, lógicamente, no podremos recordar nada que no hayamos memorizado con antelación. A veces puede llegar a cos­tamos recordar una información ya memorizada, debido a ciertos mecanismos de censura inconsciente que poseemos y que son en rea­lidad sistemas defensivos que utiliza nuestra mente de vez en cuando (para algunas personas lo hace con más frecuencia de la que ellos quisieran).

- GUSTATIVA, sin necesidad de explicarla. ¿Quién no es capaz de recordar el sabor de su comida preferida? Sobre todo cuando la está comiendo otra vez.

- OLFATIVA, gracias a ella y a nuestro olfato podremos me­morizar y recordar los olores. 

- TÁCTIL, recordando mediante el tacto las sensaciones que un día percibimos a través de nuestra piel.

La memoria del olor, del tacto y del gusto está más relacionada con las emociones que produ­cen estos sentidos que con el recuerdo de lo que percibimos a través de ellos. Es decir, cuando olemos algo, es más fácil acordarse de si nos gustaba o de si olía bien o mal, que acordarse del olor en sí.

Lo mismo pasa con el gusto: recordamos mejor si nos gusta o no un determinado tipo de co­mida más que el sabor real que tenía la misma; y con el tacto, sabemos que un abrigo es calentito, pero nos es más difícil acordarnos de la sensación que nos produce cuando lo llevamos puesto.

Esto ocurre porque son sentidos más evocadores de la memoria episódica que de la memo­ria semántica. Así, el olor, el tacto y el gusto son sentidos más evocadores de la memoria episódi­ca que de la memoria semántica. Úsalos como pistas para desencadenar el re­cuerdo.

Finalmente, hay otro tipo de memoria interesante, la llamada me­moria QUINESTÉSICA, la cual nos permite realizar todo tipo de acciones y movimientos musculares que ya tenemos asimilados de manera completamente inercial e inconsciente, como, por ejemplo, andar, es­cribir o conducir un vehículo a motor.


INFORMACIÓN MEMORIZABLE

«Solamente» podemos memorizar una cosa: datos. Los datos son los componentes de una información, y la información más sen­cilla posible estará compuesta por un solo dato. Por ejemplo, si yo digo:

«La capital de Francia es París» = «Francia, capital: París»
Orden: Enlace (capital), foco mayor (Francia), foco menor (París).
TIPOS DE DATOS MEMORIZABLES

A) Datos puros
Son aquellos en los que no existe ningún tipo de relación ni de ló­gica entre ambos focos. Estos datos cuyos focos no están relacionados de manera lógica ni de forma más o menos predecible, y que hemos decidido llamar datos pu­ros (porque son pura y llanamente eso, datos sin más).

Entre los datos puros más habituales encontraremos todas las fechas, números, medidas, cantidades, etc. Estos datos solamente se pueden memorizar mediante la técnica de acciones (o de asociacio­nes) inverosímiles. 

B) Datos secuenciales

Entre ellos existe una interconexión más o menos lógica o predecible, ya que obedecen a una determinada secuencia que a veces se puede incluso razonar o prever. 

La manera correcta de memorizar una película (o un tema cualquiera) será viéndola entera varias veces, pero de un solo ti­rón, y no estando con el mando del vídeo continuamente parándola, retrocediéndola y viendo las secuencias muchas veces seguidas, como sucede cuando un estudiante coge un libro y lee repetidamente un texto (o la misma página) una y otra vez, volviendo incesantemente hacia atrás.

Al ver dicha película entera, sin interrupciones, conoceremos mu­cho mejor su idea general, la cual será el esqueleto o soporte de toda la información que nos transmita. Este soporte o esqueleto estará cons­tituido por todos sus datos secuenciales y, para memorizarlos, nada mejor en este caso que la utilización de la técnica de la repetición.


ACTITUDES EN LA MEMORIZACIÓN

La memoria está presente en todas las etapas de nuestra vida biológica y física: desde los actos motores -voluntarios o no- más elementales hasta las actividades intelectuales más sofisticadas. To­dos nuestros comportamientos han sido objeto de un aprendizaje o han necesitado la persistencia de rasgos biológicos.

Los conceptos de conciencia, de integración del pasado al presente, del yo o de la identidad personal, al igual que nuestras capacidades de adaptación a las variaciones de nuestro entorno y de actuar sobre él, se­rían incomprensibles sin hacer referencia a la memoria. Quien pierde sus señas espaciotemporales pierde también su identidad.


·     Poseemos tres formas de memoria:

- La memoria genética o memoria de las informa­ciones contenidas en nuestros genes, recibidas an­tes del nacimiento: se trata de nuestro patrimonio hereditario.

- La memoria cultural que constituye nuestros hábi­tos y costumbres, lo que llamamos civilización. Corresponde al conjunto de conocimientos adqui­ridos por los hombres.

- La memoria transaccional o memoria de las infor­maciones adquiridas en el transcurso de nuestra existencia individual. Es a esta forma a la que nos referimos generalmente cuando se habla de me­moria. Es esta memoria la que nos interesa en esta obra y sobre la que podemos actuar.

En el lenguaje corriente, la memoria designa la facilidad de recordar. Se trata de una definición muy simplista incluso, ya que la realidad es mucho más compleja. Utilizando una imagen, digamos que la mente es un iceberg cuya parte visible corresponde al recuerdo, y la parte oculta, mucho más importante, a todas las operaciones conscientes e inconscientes ne­cesarias para la elaboración de ese recuerdo (en cierto modo, su «maquinaria»).

El hecho de recordar implica no sólo un contenido, es decir, una información (uno se acuerda de algo o de alguien), sino también un conjunto de operaciones mentales: sólo se puede recordar lo que previamente se ha registrado y el cerebro ha consolidado para poder conservarlo y utilizarlo ulteriormente.


·     Tener memorizado algo implica:

1.     Haberlo registrado (por ejemplo leer algo)
2.     Consolidarlo (por ejemplo repetirlo varias veces para memorizarlo)
3.     Recordarlo (conociendo varias de sus facetas y características, comprendiendo lo que dice y su contexto)

Estas tres operaciones (registro, consolidación y restitución) constituyen esquemáticamente tres modos muy relacionados del tratamiento de la información. Desde este momento, al hablar de tratamiento de la información nos estaremos refiriendo a las distintas ope­raciones realizadas por el cerebro. Constatamos así que el tratamiento de la información no implica sólo la fun­ción memoria. Otras funciones se asocian a la memoria para tratar las informaciones. Estas funciones se deno­minan cognitivas.

Son las funciones cognitivas las que, a partir de di­ferentes tipos de información, garantizan todos nues­tros aprendizajes: el manejo de un electrodoméstico y de un ordenador, una lengua extranjera o la conduc­ción de un vehículo... Las principales funciones cogni­tivas son:

- la atención-concentración
- la percepción
- el lenguaje
- la memoria
- la inteligencia

Es fundamental trabajar bien la información: ser conscientes de lo que estamos haciendo, prestar la máxima atención, evitar interferencias (otras informaciones que estamos recibiendo al mismo tiempo, por ejemplo ruidos del ambiente, imágenes, sensaciones corporales, etc.) que distraen nuestra atención. 

En la fase de registro influyen diversos factores: atención, motivación, capacidad de análisis, creatividad, pensamiento lógico, dominio de las emociones, relajación, etc.
 
Si esa información ha sido asimilada de manera significativa, es decir, vinculándose con los cono­cimientos previos, tendrá muchas posibilidades de entrar en la memoria a largo plazo.

1.- Motivación. Resulta más fácil memorizar aquello que nos interesa. A un niño le resultará más fácil memorizar los nombres de los jugadores de su equipo que las capitales de los países europeos. Por ello el estudiante debe esforzarse y tratar de ilusionarse con sus asignaturas, buscarle su lado positivo. Si desde el principio uno decide que cierta asignatura no la soporte le va a resultar mucho más difícil su aprendizaje.

Por ello hay que promover el interés. Debemos pensar en los beneficios que obtendremos gracias al estudio, ya sean inmediatos o a largo plazo. El ob­jetivo a largo plazo de la realización personal y/o profesional debe tenerse siempre presente, pero en el día a día resulta de gran eficacia plantearse obje­tivos inmediatos.

El interés se define como una inclinación hacia alguien o algo, como la curiosidad que una persona o una cosa provoca en alguien, y como la atención que se pone en algo. Ve­mos que está muy relacionado con la motivación: si algo nos interesa, eso ya es causa suficiente para que le prestemos atención, para que nos motive hacerlo, estudiarlo e in­cluso trabajar en ello.


2.- Relajación: Antes de empezar a estudiar, es conveniente recurrir a la relajación para recuperar un estado de plena concentración y crear las condiciones necesarias para beneficiarse de las vir­tudes del hemisferio cerebral derecho, al que gene­ralmente se descuida.

La relajación actúa sobre el excitado cerebro iz­quierdo y sobre el cuerpo, cuya tensión también es origen de distracciones. Su principal efecto es dete­ner el incesante diálogo interior y ponernos en con­tacto con las regiones más receptivas y estables de nuestra mente.

3.- Repetición. Repetir la información que se está memorizando utilizando uno sus propias palabras. El esfuerzo que se realiza al tratar de recordar la información, sus distintas partes, las ideas principales y los detalles, y el intentar expresar esto con las propias palabras es precisamente lo que ayuda a la memorización. Es un ejercicio intenso, mucho más que leer un texto y tratar de repetirlo sin comprenderlo, pero mucho más provechoso. Así para que una idea o un dato se retengan, nuestra mente necesita ser «impactada» por dicha informa­ción varias veces.

Se puede haber comprendido una materia y te­ner la sensación de que está bien grabada en nuestra memoria, pero lo cierto es que si no la refrescamos cada cierto tiempo, se corre el riesgo de perder mu­chos detalles.
Hay que evitar una repetición mecánica (tipo "papagayo").
4.- Significado. Antes de comenzar a memorizar es fundamental comprender la información, entenderla. Tratar de memorizar algo que no se entiende exige un esfuerzo enorme y como mucho se consigue su memorización imperfecta (con muchos errores) y a corto plazo (se pierde rápidamente).

Por ejemplo, si hay que memorizar una definición es fundamental en primer lugar entenderla; sólo entonces se podrá memorizar correctamente. 

5.- Organización. La información convenientemente organizada resulta más fácil de memorizar

Por ejemplo, es más fácil memorizar los meses el año en orden cronológico que salteados. Si se estudian los huesos del esqueleto es preferible seguir un orden: por ejemplo, empezar por los huesos de la cabeza e ir descendiendo.
Cuando se estudian los ríos de España es más fácil seguir un recorrido: por ejemplo, empezar por los ríos que desembocan por el norte, descender por el Atlántico y terminar por el Mediterráneo. 

La información bien organizada se puede almacenar y recordar con una gran exactitud.
Por ejemplo, si en historia tenemos que estudiar la expansión del Imperio Romano deberemos seguir un orden cronológico, asociarla con los distintos emperadores, relacionarla con otros hechos históricos del momento (por ejemplo, nacimiento de Jesús).

6.- La elaboración de la información facilita la memorización: Cuanto más se trabaje la lección que se pretende aprender más fácil resultará su memorización. La memorización literal (al pie de la letra) solo se debe realizar en casos muy concretos (por ejemplo, definiciones, fórmulas, leyes, etc.). Excluyendo estos supuestos, la memorización debe pretender el ser capaz de desarrollar con nuestras propias palabras el texto aprendido, y para ello es esencial haberlo entendido.

7.- Atención: La atención permite seleccionar unos estímulos e ignorar otros. Es fundamental tratar de reducir las posibles interferencias. Hay que estudiar en un lugar tranquilo, sin ruido, que facilite la concentración. El lugar ideal es la propia habitación, con la puerta cerrada y en silencio (sin música). 

La atención depende en gran medida de nuestro interés o motivación y del control de nuestras emociones (alegrías, preocupaciones, tristezas...). Las emociones pueden llegar a bloquear nuestra mente, distrayéndonos de lo que estamos realizando. Se puede ejercitar la atención, aprender a captar la información principal y los detalles relevantes, saber distinguir lo importante de lo accesorio. 

La atención, aunque marginada de la cultura de la memoria, se asocia estrechamente con ésta, pues, el más frecuente desarrollo de la memoria es proporcional al de la atención. Cultivando la atención, usted cultiva entonces al mismo tiempo, la memoria.


LA ATENCIÓN

·     Según Théodule Ribot:

“En el caso de atención espontánea el cuerpo entero converge hacia su objeto, los ojos, las orejas, a veces los brazos; todos los movimientos se detienen. La personalidad está tomada, es decir, que todas las tendencias del individuo, toda su energía disponible vira al mismo punto. La adaptación física y exterior es el signo de la adaptación psíquica e interior”.

Su primer cuidado será entonces dominar sus movimientos inconscientes. Los grandes nervios gesticulan, mueven constantemente los pies y las manos, sobresaltan al menor ruido o a la menor emoción. Las ideas atraviesan sin cesar su cerebro y ninguna de ellas puede detenerse. En fin, ellas se conducen fácilmente. De no imitarlas y de imponer la calma en sus reacciones musculares involuntarias, creará las condiciones fisiológicas de la atención. Así es como lo dijo William James a propósito del miedo, y esta anotación se aplica a un gran número de estados psíquicos en que la emoción entra en juego, “no se huye porque se tenga miedo, sino que se tiene miedo porque se huye”

Además, algunos movimientos gimnásticos ejecutados lentamente con toda atención, ejercicios rítmicos de respiración profunda, le ayudarán a vencer sus reflejos musculares inoportunos.

De suerte que para fijar las ideas usted puede recurrir a la palabra, a la palabra hablada y a la palabra escrita. La palabra mantendrá la idea en la mente y se tornara, rápidamente, un centro de cristalización y de atracción

Por consecuencia, en la práctica, es en voz alta y pluma a la mano como emprenderá un trabajo intelectual, un trabajo de memorización por ejemplo que su mente entienda difícilmente. Las lecturas adecuadas, elaboradas por uno mismo preferiblemente, les ayudaran también a establecer un clima favorable.


La atención tiene un doble efecto:

A)  CIRCUNSCRIBIR el objeto a conocer, limitarlo con precisión y reducir el campo de nuestro trabajo mental, dividiendo los problemas para resolverlos mejor.
B)   AGRUPAR las fuerzas intelectuales en un mismo punto, y en vez de dejarlas diseminarse en distintas direcciones, conducirlas hacia un mismo objeto. Estas dos razones bastan para explicar la importancia de la atención y la beneficiosa influencia que ejerce en todo trabajo.

Atender es ‘estar despierto hacia algo’. Presupone disposición y desarrollo mental. 


‘LA SUERTE NO EXISTE. LO QUE USTEDES LLAMAN SUERTE ES LA ATENCIÓN A LOS DETALLES’.

Winston Churchill


‘La atención no es una función intelectual específica, sino un modo general, el modo voluntario de la inteligencia. Es la inteligencia disciplinada por la voluntad, y puede ser definida como: la inteligencia gobernándose a sí misma y aplicándose a lo que quiere’. (EL EMPLEO DE LA INTELIGENCIA).

La palabra atención, según algunos filósofos, debe reservarse para la aplicación del espíritu a lo que está fuera de nosotros; la reflexión es, por el contrario, la atención hacia adentro. (LA INFLUENCIA MENTAL EN LA LUCHA...).

Atención física (ojos abiertos, cierta tensión muscular, etc.) y preparación mental, o estar a la expectativa. Es darnos cuenta de lo que vemos, sentimos, oímos o leemos.


CARACTERISTICAS DE LA ATENCION:

Es favorecida por sentimientos positivos de paz, amor, confianza y alegría, que producen interés.

Es reforzada por las emociones positivas que producen entusiasmo.

Es obstaculizada por sentimientos negativos como temor, disgusto, desinterés.

Necesita el apoyo de los músculos en tono o con ligera tensión, evitando la insuficiente tensión de la somnolencia o la excesiva del nerviosismo.(EFICIENCIA SIN FATIGA).

La ATENCION es una función básica de nuestra mente.

Sin ATENCION, no hay APRENDIZAJE, no hay ENTENDIMIENTO, no hay MEMORIA. Tampoco hay OBSERVACION (todos conocemos la experiencia de mirar algo sin VERLO, por estar totalmente distraídos).

Y LA BUENA OBSERVACION ES CRUCIAL, PORQUE CONSTITUYE EL MEJOR MEDIO PARA ORIENTARSE EN TODOS LOS PROBLEMAS.

Porque sin correcta OBSERVACION, no hay siquiera base para un pensar racional. Así de importante es la atención.

Por otro lado, EL CAMPO DE ATENCION QUE ELEGIMOS DETERMINA EL CURSO DEL PENSAMIENTO QUE SEGUIMOS.

Cuando aparece algo que A USTED LE INTERESA, ahí estará, de manera espontánea - y en mayor o menor medida según las capacidades mentales - su ATENCION.

Sin INTERES no habrá ATENCION. Sin embargo, aun habiéndolo, podemos experimentar problemas en el momento de ATENDER a una persona, a un tema o a una situación.

Todos sabemos que nuestra atención falla. Estas fallas se producen por dos motivos básicos:

1) Existe un “INHIBIDOR” de la ATENCION.

2) La ATENCION es FRAGIL y FUGAZ.

1) El “INHIBIDOR” principal es el filtro inconsciente del ‘principio placer-dolor’.
Todos pasamos por la experiencia de ignorar situaciones porque sabemos, consciente o inconscientemente, que se esconde una posibilidad dolorosa, o a veces, simplemente fastidiosa.

Si dijimos que la ATENCION se alimenta de INTERES, ese INTERES podría considerarse como una ‘comida rica’ (nos gusta). ¿Existen las ‘comidas desagradables’, a las que conviene o es necesario prestar atención?

Esas ‘comidas desagradables’ son los infaltables problemas que, muchas veces, UNO SE NIEGA A AFRONTAR.

“Debido a nuestro temor por el dolor que conlleva, la mayoría de nosotros, de una manera u otra, intentamos evitar los problemas”. (THE ROAD LESS TRAVELED).

2) La ATENCION es FRAGIL y FUGAZ porque descansa en una cualidad difícil de alcanzar y sostener: el SILENCIO MENTAL. Se trata de una experiencia común: no podemos atender a algo o a alguien si estamos pensando en otra cosa.

La relación entre ATENCION y SILENCIO es tan directa, que se puede establecer una cantidad directamente proporcional entre SILENCIO INTERNO y ATENCION.

Y la importancia del SILENCIO tiene proyecciones más allá de lo que creemos.

‘EL SILENCIO ES EL ELEMENTO EN DONDE LAS GRANDES COSAS SE FORJAN’. Thomas Carlyle


FACTORES QUE FACILITAN LA ATENCION (y que sirven para llamar la atención):

A)  INTERES. Objeto interesante en sí es aquel que tiene algún atractivo espontáneo para los sentidos, para la mente, o para las inclinaciones de la voluntad.

El interés, si no brota espontáneo, lo podemos suscitar. Hasta hoy, nos lo crearon la familia, los amigos, las lecturas, las empresas. Y ahora lo podemos generar, aun con materias que no nos atraen, si logramos relacionarlas con lo que ya sabemos o con lo que nos gusta, o si vemos su utilidad presente o futura... El desconocimiento es la causa primera de desinterés. Aprendamos algo sobre ello y pronto empezará a interesarnos. (EFICIENCIA SIN FATIGA).

B) INTENSIDAD. En cuanto a los factores físicos, la intensidad de un color, de un sonido, de un contraste, suscita atención. Psicológicamente, la intensidad generadora de atención puede alcanzarse con la insistencia en un pensamiento, una creencia o una emoción correctamente transmitida.

C) TAMAÑO. El tamaño de un objeto -pequeño o grande, según el contexto, es un poderoso elemento para llamar la atención.

D) CONTRASTE. Es un factor de relación que puede obrar con todos los elementos: colores, sonidos, tamaños, etc.

E) MOVIMIENTO. A los sentidos los atraen las luces y colores, el sonido y el movimiento, y cuanta más variedad, intensidad y contraste tengan, tanto más se imponen a nuestra atención. En esto se funda la psicología del aviso publicitario.

F) REPETICION. La repetición de un estímulo, una palabra o un concepto favorece la atención, elemento básico para la buena memoria.

G) AISLAMIENTO. Aislar un objeto, un problema o una situación, presentarlos solos, sin mezcla alguna, facilita la atención sobre ellos.



TRES TIPOS DE ATENCION.

Puede hacerse una clasificación de tres tipos de atención:

                        VOLUNTARIA: las causas que originan y mantienen el estado de atención se originan en la propia persona. No son factores externos sino causas internas. Elementos afectivos y motivaciones internas juegan un rol fundamental en este tipo de atención.

Un ejercicio elemental para el desarrollo de la atención voluntaria es éste: Déjese absorber plenamente por la tarea que está realizando, ya se trate de lavar platos o el auto. Ábrase a la SENSACION del agua. Observe cuidadosamente las burbujas. ¿Ve reflejos en ellas? Imagine que es la primera vez que ve cómo el agua corre por encima del auto, o de los platos. Ya sea cuando pasee, ande en bicicleta o conduzca el auto, cierre su pensamiento a todo lo que no sea prestar atención a lo que se ve, se oye, se huele y se siente EN ESE MOMENTO.

INVOLUNTARIA: Se producen estímulos tan fuertes en el medio externo que el organismo responde sin que intervenga la voluntad.

HABITUAL: tiene muchos puntos en común con la voluntaria, fijándose de manera inconsciente en una serie de estímulos que dominan el campo de interés de la persona. Aquí también juegan un gran papel los elementos de motivación.


El término ‘concentración’ deriva de dos palabras latinas, ‘con’, prefijo que expresa la relación por la cual dos o más personas o cosas están juntas; y ‘centrum’ que significa ‘centro’ o ‘punto fijo central’. Las dos palabras combinadas, literalmente significan ‘traer a un punto común: al foco’. Por lo tanto, la palabra ‘Concentración’ significa literalmente ‘el acto o estado de llevar a un punto fijo o foco’.

Recurriendo a las analogías con las ciencias físicas, en seguida veremos que las altas formas de energía se manifiestan llevando las fuerzas a un foco, centro o punto común, dirigiendo de ese modo a dicho punto la entera energía empleada, en vez de permitir que se disipe en una amplia área. Si a la electricidad generada por una batería o dínamo le permitimos que se difunda por una superficie vasta, sólo manifestará un grado exiguo de la fuerza que se podría obtener de ella obligándola a descargar en un pequeño punto o foco.
Una ley idéntica es aplicable a la pólvora, que manifiesta la fuerza porque sus gases se ven forzados a escapar por el estrecho cañón de una escopeta, en vez de diseminarse en todas direcciones, como sucedería si no estuviera encerrada.

Otra definición interesante de la concentración es ésta: detención intencionada y voluntaria del pensamiento en busca de una idea determinada, o en procura del estudio de un problema. (EL SECRETO DE LA CONCENTRACION).


Ejemplos: leer atentamente un artículo y tratar de repetirlo mentalmente con el máximo detalle posible. Observar una foto y tratar de describirla.



4.- Concentración: Afrontar las distracciones y asumir la actitud adecuada son los caminos hacia la concentración en el estudio. Si estamos concentrados, una voz in­terior nos atraerá hacia el trabajo en lugar de alejar­nos de él. Guiará la actividad necesaria en el estudio y nos avisará en cuanto surja un problema, no de­jando que abandonemos sin darle solución.

‘La criatura más débil, dice Thomas Carlyle, concentrando su energía sobre un solo objeto puede realizar grandes cosas ; mientras que el hombre más fuerte y el más hábil que disperse sus fuerzas sobre muchas cosas, no lleva a cabo ninguna. Una gota que cae continuamente consigue horadar la roca, mientras que el torrente impetuoso la inunda sin dejar huellas’.

‘El que pone toda su energía y toda su perseverancia en perseguir un solo objetivo, no puede menos que alcanzarlo. Todos los grandes hombres han sido hombres enérgicos que concentraron sus fuerzas en un solo punto, hasta que obtuvieron el triunfo’.

Si se ha dicho que el éxito es una conducta mental, bien puede precisarse que la concentración es la clave de esa conducta.

‘Una mirada capaz de concentrarse en un punto fijo, como un rayo láser es, quizás, el signo distintivo, como la marca de fábrica, de aquellos que obtienen éxitos extraordinarios’. (LOS 10 HABITOS).

TEME AL HOMBRE DE UNA SOLA IDEA, dice la sabiduría popular.

"Ciertamente, la motivación o el impulso es característica principal del intelecto; tiene sus claves en la resistencia a la distracción y la concentración en lo que se hace. Newton dijo que había efectuado sus descubrimientos 'pensando sin cesar en ellos'. El genio se ha destacado siempre por su aplicación intensa. (EL CEREBRO Y LA MENTE).

A la cumbre llega quien nunca se aparta de su especialidad ni disipa su energía. A la cumbre, por la concentración de sus energías y capacidades, llegaron ayer Edison, Morse, Bell, Stéphenson, Watt, etc.

Y hoy, ‘la concentración es la clave de nuestra época’.

La concentración permite mejor percepción -no sólo mirar, sino ver-, mejor concepción, no sólo pensar, sino extraer consecuencias-, más poder para distinguir, -no sólo considerar las cosas separadamente, sino confrontándolas entre sí, para destacar sus diferencias-, mejor memoria, -no para recordarlo todo, sino aquello que interesa y que conviene recordar.


PRINCIPALES OBSTACULOS PARA LA ATENCION:

1) DESINTERÉS.
2) RUIDO INTERNO.
3) INCOMODIDAD FÍSICA.


CARACTERISTICAS DE LA CONCENTRACION

‘LA MAYOR PRUDENCIA DE LA VIDA ES LA CONCENTRACION ; LA MAYOR LOCURA ES LA DISIPACION. NO IMPORTA QUE LA DISIPACION SEA GROSERA O ELEGANTE... BUENO ES TODO CUANTO DESVANECE UN PLACER MUNDANO O UNA ILUSION MAS, Y NOS RESTITUYE AL HOGAR PARA REANUDAR CON NUEVOS BRIOS EL TRABAJO UTIL’ .

Ralph W. Emerson

Concentrarse no es sólo pensar en una cosa determinada, sino revisarla por los cuatro costados, a menos que se trate de un octaedro.

La concentración es inseparable del poder de observación, a tal punto que también ha sido definida como ‘observación metódica e insistente, tanto de las ideas como de los hechos’.

LA OBSERVACION EXACTA ES UN ELEMENTO CLAVE PARA PENSAR CON CLARIDAD.

"El desarrollo del hábito de observación constituye una parte de la educación de la mente, y los que lo practiquen encontrarán que la mente se esclarece, aumenta en poder y se hace más fácilmente manejable; de suerte que pueden dirigirla a un objeto dado mucho mejor que lo que podían hacer antes".(EL PODER DEL PENSAMIENTO).

Otro aspecto fundamental a destacar es que la concentración no es una actividad física, sino una actividad mental. (HIPNOSIS CIENTIFICA MODERNA).

‘Un alto grado de esfuerzo mental es con frecuencia dañino al cuerpo, a menos que se haya logrado siquiera parcialmente cesar con dicha asociación entre el pensamiento y el cuerpo. La tensión muscular y nerviosa nada tiene que ver con la concentración, y el buen éxito en el ejercicio no se mide por ninguna sensación o sentimiento corporal’. (CURSO PRACTICO DE CONCENTRACION MENTAL).

También es necesario entender que la concentración no es una suma de extraordinarias capacidades mentales, más bien es una resta: debe restarse la dispersión.

En ese sentido, recordemos la famosa comparación con una lente de aumento, que concentra los rayos solares a condición de que no se la esté moviendo.


LAS 4 REGLAS PARA UNA CONCENTRACION EFICAZ

1.     Elija un objetivo determinado, conviértalo en un pensamiento concreto, y véalo en su mente con toda nitidez.

2.     Asegúrese de que, tal como requiere el caso, está usted concentrando toda su atención únicamente en ese pensamiento. No permita de ninguna manera que otros pensamientos ocupen ni siquiera el más pequeño rincón de su mente.

3.     Asegúrese de que en esa atención total convergen todas sus fuerzas mentales, es decir, intensifique al máximo esa atención.

4.     No se relaje hasta que el éxito de la acción de su pensamiento sea un HECHO consumado. (SUPERACION PERSONAL).



LA CONCENTRACION NO ES UN FIN EN SI MISMO

‘La concentración por sí misma no es un fin, sino un medio para desarrollar la voluntad a fin de que la vida entera tenga un definido propósito. (CURSO PRACTICO DE CONCENTRACION MENTAL).

Dice el famoso autor Zig Ziglar : ‘NO IMPORTA EL CALOR, POTENCIA, BRILLO O ENERGIA QUE USTED TENGA, SI NO LOS DOMINA Y ENFOCA EN UN OBJETIVO ESPECIFICO Y LOS SOSTIENE AHI, JAMAS LOGRARA LO QUE JUSTIFICA SU HABILIDAD’. (NOS VEREMOS EN LA CUMBRE).


LOS TRES REQUISITOS BASICOS PARA LA CONCENTRACION

                        a) No tener en la mente otro objetivo, sobre todo uno opuesto. En la concentración, el volver la espalda -figuradamente- al mundo externo es más fácil que aquietar el interno.
                         
Un recurso útil antes de acometer una tarea es practicar un ejercicio de distensión mental: poner la mente en blanco o pensar en una sola cosa carente de significado (por ejemplo, un término sin sentido: ‘BLOM’). Realizar durante un breve lapso este ‘blanqueo mental’, si uno advierte que es necesario. Durante el ejercicio, y al penetrar otros pensamientos, insistir con ‘BLOM’.

                        b) Comenzar por la calma fisiológica y emocional.

La concentración no es una penitencia, ni una condición excepcional de la mente. Por lo tanto hay que evitar toda tensión.

‘LA MENTE TRABAJA MEJOR CUANDO EL CUERPO ESTA TRANQUILO’. (HISTORIA Y PODER DE LA MENTE).

                        c) Compromiso de Regularidad, todos los días en el mismo horario.

La concentración se gana con la ejercitación paciente y constante.

Es fundamental respetar la ley de periodicidad: todos los días a la misma hora, la concentración se va haciendo más fácil.
Esto se conoce también como la fuerza del hábito cósmico. (ACTITUD MENTAL POSITIVA).

Otro estímulo para la concentración, consiste en fijarse un límite estricto para cada tarea a realizar.


OTROS RECURSOS PARA AUMENTAR LA CONCENTRACION

1)       EL HACER LAS COSAS EN FORMA CONCIENTE AYUDA A LA CONCENTRACION.

"Atenerse mentalmente a una tarea".

Es lo que expresó el orador romano Cicerón al escribir : "CUALQUIER COSA QUE HAGAS, HAZLO CON TODO TU PODER"

2)       NO CONFUNDIR CONCENTRACIÓN CON PREOCUPACIÓN. Concentración es el nivel de intensidad en el estudio de una materia o de un problema o el desarrollo de una actividad. Preocupación es el proceso insensato de usar el hoy, para embrollar las oportunidades del mañana, con los restos de los problemas del ayer.

3)       LOS LÍMITES DE TIEMPO O DE CIRCUNS- TANCIAS POTENCIAN LA CONCENTRACIÓN.

En cuanto al primer elemento (límite de tiempo) se refirió su importancia más arriba. En cuanto al segundo (límite de circunstancias), puede explicarse con la siguiente anécdota : ‘Un deportista neoyorquino leyó un anuncio en que, previo envío de veinticinco centavos, se prometía una receta infalible para evitar que fallasen los tiros de escopeta. Envió el deportista la cantidad requerida y recibió la siguiente respuesta : ‘Si quiere usted que no falle el tiro, ponga usted sólo una bala’. (LA FUERZA DE VOLUNTAD).


LOS LÍMITES DE LA CONCENTRACION

a)     La concentración no debe ser un proceso ininterrumpido.

Al encarar una situación o problema, ejercer la concentración (o sea : poder de observación, detención del pensamiento en todos los aspectos), pero dejando luego que aparezcan todos los razonamientos, ideas e imágenes que se relacionen con él. Permitir que se desarrollen.

Después volver al tema, fijando otra vez la atención en él.

Alternar un modo y otro de tratar el problema.

Esto produce un enriquecimiento y profundización, tanto de la concentración como de la elaboración creativa de soluciones.

Así no hay tanto esfuerzo de concentración habitual, y se ensanchan las perspectivas del tema, se potencian las asociaciones, y se "toma distancia".

En los momentos de reflexión la concentración debe ser evitada, ya que limita el campo del pensamiento.

b)    Retención Es fundamental ir refrescando periódicamente los conocimientos aprendidos. Por bien que se haya estudiado una lección si no se repasa periódicamente se terminará olvidando. El estudiante debe utilizar un calendario donde anotar los distintos repasos que tendrá que ir dando a las lecciones con el objeto de llegar a los exámenes con los conocimientos frescos.

c)     Recuperación El ser capaz de recordar lo que se memorizó va a depender en gran medida de la calidad del registro. Si la lección se estudió bien se recordará con más facilidad. Para una buena recuperación es fundamental haber asimilado lo que se ha estudiado. Esto se consigue trabajando la información y comprendiéndola. La recuperación es más probable que falle cuando se ha memorizado mecánicamente. En estos casos, si uno se bloquea en un punto determinado de la lección va a ser incapaz de recuperar el resto.



COMO CONSEGUIR UNA SUPERMEMORIA. REGLAS NEMOTECNICAS
1.- El razonamiento se usa con mucho éxito para memorizar temas de física o de matemáticas, por ejemplo, con abundancia de fórmulas, le­yes, etc. También en distintos tipos de temario o partes de un tema en los que sus datos estén conectados por una determinada lógica, es de­cir, cuando se trate de aprender datos cuyas secuencias sean perfecta­mente deducibles por medio de la razón.

Por otra parte, y también haciendo uso del razonamiento como sis­tema de memorización y aprendizaje, podremos deducir por nosotros mismos conocimientos nuevos basándonos en otros que ya tuvié­semos aprendidos, además de consolidar de igual modo los que ya sa­bíamos.

2.- La repetición: En la memoria a corto plazo lo que hacemos es repetir de manera ininterrumpida un número o un texto que nos han facilitado, y a ser posible en voz alta (para usar también la memoria auditiva) hasta que podamos anotarlo en un papel.
Pero hay un arte de chacharear. El psicólogo alemán C. Ebbinghaus, demostró que el medio más eficaz para retener un texto, era, no solamente el leer muchas veces, sino el dejar un intervalo entre cada retoma. De otra parte, se ha constatado que la influencia de las pausas es más importante al principio de las repeticiones que al final.

La primera y la segunda lectura serán hechas en voz alta, luego repetirá mentalmente el texto. Es, después de numerosas experiencias, la mejor forma de proceder, pues una repetición mental exige una mayor atención que la repetición en voz alta.

De otra parte, dos o tres sesiones de estudio son preferibles a una grande porque la atención se apaga rápidamente. Al cabo de algún tiempo, en efecto, el interés que usted tenía en el trabajo, disminuye y, usted, sigue haciéndolo más o menos automáticamente. No obstante, no hay que caer en el exceso contrario y multiplicar los periodos de estudio, pues, en ese caso, si la atención no tiene el tiempo de fatigarse, tampoco tiene el tiempo de ponerse en acción, lo que es otro inconveniente: todo ejercicio intelectual, como también todo trabajo físico, demanda efectivamente una “puesta en acción”.

Después de cada sesión, repose o efectúe un trabajo maquinal o un trabajo diferente del de memorización: copie notas, dibuje… para que los recuerdos que usted acaba de fijar se organizan en el inconsciente, se tornan más estables y entran definitivamente en su memoria. Es un hecho absolutamente general, válido en los animales tanto como en el hombre, para los aprendizajes mecánicos como para los aprendizajes verbales, para los aprendizajes por contigüidad como para los aprendizajes por comprensión.

3.- El método fragmentario y el método global: Cuando se trata de aprender un trozo de prosa o de poesía usted puede utilizar el método fragmentario o el método global.

En el primer caso, usted aprende el texto por pequeños fragmentos. Segmentación: la mayoría de estos métodos implican la creación de pistas eficaces para recordar la información, muchos se basan en la reducción de la misma a una palabra cla­ve, como un acróstico, y otros en encontrar la pauta que relaciona los datos, como una rima. De esta manera, se minimiza mucho lo que tenemos que recordar. También es un principio inherente a las técnicas. Lo que éstas hacen es, en definitiva, organizar la información que hemos de aprender según una estructura de­terminada de antemano y que conocemos bien. Organizamos tanto a la hora de apren­der y de almacenar, como en el momento de recuperar. Y recuerda que por el mero he­cho de organizar cualquier información de manera efectiva, sin el propósito de aprenderla, ya vamos a recordarla mucho mejor que si solamente la estudiamos tal y como se nos presenta.
Respecto a los numeros, si queremos recordar un número de teléfono nos resultará más fácil si lo dividimos:
"91-710-40-26"
En lugar de:
"917104026"
El método global consiste en leer el trozo entero e intentar retenerlo como un todo. Agrupar la información: es el caso contrario al anterior y se emplea cuando la información viene muy fraccionada; en estos casos resulta más fácil agruparla en pequeños grupos.
Por ejemplo, la siguiente cadena de número:
3 - 3 - 4 - 7 - 3 - 7 - 9 - 0 - 9 - 0 - 8
Resulta más fácil de memorizar si se agrupa:
334 - 737 - 909 - 08
.
Después de una lectura, o, de preferencia después de algunas lecturas totales usted ensaya repetirlo, luego vuelve a la lectura del texto. Enseguida, sin preocuparse por el olvido que haya tenido al repetir de memoria, efectúa aún una lectura global, es decir entera, de principio a fin del texto.

“No hay necesidad de decir, escribe Alfred Binet, que este método global es contrario a su instinto, pues existe mucha mayor atención que el otro. Cuando uno repite por grupos de a dos o tres versos, usted puede hacer el trabajo maquinalmente, usted busca entonces memorizar la sonoridad de la frase, como una música que impresiona la oreja interior; pero si usted se exige leer todo es imposible retener el sonido, pues esta música carente de sentido es muy corta, se escucha inmediatamente como un eco; es preciso entonces fijar de otro modo su atención, hacerla penetrar antes hasta el sentido, hasta las ideas del trozo. Es el pequeño esfuerzo suplementario que desagrada, pues usted está singularmente vacío de su atención. Ahora bien, la experiencia enseña que el método global, a pesar de su pesado carácter, es netamente superior al otro para la conservación de los recuerdos: permite aprender más rápido y sobretodo, lo que es más importante, asegura una conversación más larga y fiel. Así, al cabo de dos años, puede aún relatarse el 23% de los trozos aprendidos por el método global, y sólo el 12% de los trozos análogos aprendidos por el método fragmentario. Creemos que la superioridad del método global tiene muchas pequeñas causas, pero, la principal, en nuestra opinión, es que utiliza la memoria de las ideas, mientras que por el otro método usted no hace intervenir sino la memoria sensorial de las palabras.

En todo caso, desde el punto de vista práctico, la experiencia les a mostrado que el método fragmentario, que exige un esfuerzo menor de atención que el método global, conviene particularmente a los alumnos jóvenes a condición siempre de que su facultad de atención esté intacta. Pero, en los periodos de fatiga, en que el poder de atención es bajo, los estudiantes y los adultos tendrán interés en emplear el primer método.

4.- Asociación: cuantas más conexiones se establezcan mentalmente entre los conceptos nuevos y los que ya se poseen más fácil resultará la memorización.
Cuanto más se sabe sobre una materia más fácil resulta adquirir nuevos conocimientos sobre la misma ya que uno tiene muchos referentes con los que relacionar la nueva información.
Hay diversas maneras de asociar:
a) Comparar o contrastar: nos acordamos de algo porque se parece o se diferencia de algo que conocemos.
Por ejemplo, la 2ª Guerra Mundial comenzó el año en el que nació mi padre.
b) Asociar con ejemplos: por ejemplo estudiamos el significado de una palabra utilizando una frase en la que se emplea.
c) Analogías: buscamos parecidos.
Por ejemplo el nombre de una persona nos recuerda al de un famoso tenista.
d) Asociaciones ilógicas: Cuando vemos algo muy curioso, alguna acción que nos llama po­derosamente la atención, algo que esté totalmente fuera de lo normal y que nos resulte increíble... ¿Qué sucede?
Lo que sucede entonces es que esos datos tan extraordinarios que vemos llamarán poderosamente la atención de nuestro subconsciente y se quedarán sólidamente archivados en nuestra memoria de largo plazo.  
Si de repente viésemos, por ejemplo, que nuestro perro empezase a hacer malabares con tres naranjas, ¿no nos acordaríamos para siem­pre de ese momento? ¡Vaya que sí! Y probablemente nos acordaría­mos también de todo lo que sucedió durante ese día. La memoria es más receptiva ante algo absurdo. La singularidad facilita la memorización: cuanto más original sea una información mejor se retendrá.
La memoria basada en las acciones inverosímiles se revela como la más poderosa de todas ellas, debido el enorme interés que mostrará nuestro subconsciente (donde reside la memoria) para almacenar y no perder tan especial, única y «valiosa» información, por eso la vamos a llamar supermemoria.

5.- Movimiento. Que las imágenes sean dinámicas favorece su atractivo y la vinculación entre los ele­mentos representados. Siguiendo estas instrucciones construiremos pe­queñas historias o películas tan divertidas como se quiera.

Cuantos más colores, más exageraciones, más movimientos y más sentimiento o evocaciones emocionales divertidas hagamos con la información, más fácil de recordar será para nosotros. Recordar que es importante la sorpresa con hechos inverosímiles y poco habituales en nuestras vidas para que nos evoquen fácilmente a la memoria.

6.- El ritmo y la rima facilita la memorización. Ponerle música a un texto, recitarlo como si de una poesía se tratara. Crear unos pequeños versos con las palabras que uno tiene que memorizar. 

7.- Recordar el contexto: a veces resulta más fácil recordar algo si uno trata de visualizar el momento en que el que estaba estudiando esa lección.
Estaba en mi habitación, era sábado por la tarde, recuerdo que estaba oyendo música de Elton John, tenía puesta una camisa roja...

Para que una idea o un dato se retengan, nuestra mente necesita ser «impactada» por dicha informa­ción varias veces. Para ello utilizaremos la visualización, su importancia radica en el hecho de que las imágenes se recuerdan me­jor que las palabras por su doble codificación: una, su significado verbal y otra, su ima­gen. Si a este dato le añadimos que se recuerda mejor el material elaborado, el distinti­vo, esto es, el que sobresale, destaca y es muy vivido, el material más original y único, tanto por su poca frecuencia o por su absurdidad, ya tenemos todos los ingredientes ne­cesarios para poder utilizar al máximo sus virtudes. Por otro lado, varios estudios reco­miendan además que lo que asociemos a las imágenes, ya sean otras imágenes o cual­quier otro elemento, ha de interactuar. Es decir, si me quiero acordar de dos palabras distintas, las visualizo para registrarlas mejor en la memoria; si además hago que éstas interactúen entre sí, las recordaré mejor que si las visualizo por separado. Por ejemplo, si me tengo que acordar de las palabras Hidrógeno (H) y Oxígeno (O) puedo visualizar una H y una O gigantescas, con brazos y piernas, bailando cogidas de la mano. Tómate todo el tiempo que necesites hasta que desarrolles la imagen mental. Ésta ha de ser clara, vivida, muy colorida y elaborada. Si te resulta más fácil, puedes cerrar los ojos para imaginar, así no te distraerás con otras imágenes.


TÉCNICAS NEMOTÉCNICAS

Las técnicas nemotécnicas ayudan a memorizar mejor, con mayor rapidez y con mayor eficiencia. Se registra mejor la información lo que permite posteriormente recordarla con mayor exactitud

1.- Método de la palabra-pinza
 
Se cogen los números del 1 al 10 y cada uno de ellos se asocia con una palabra con la que rime. Cada estudiante puede hacer su propia asociación.
Esta palabra que rima es la "palabra-pinza" que utilizaremos para hacer asociaciones con la información que tenemos que memorizar.
Son asociaciones inverosímiles.
La memoria tiende a recordar con más facilidad aquello que le llama la atención, lo absurdo (si vemos un perro por la calle no le prestaremos atención, pero si vemos un perro verde no lo olvidaremos).
Veamos su funcionamiento:
Seleccionamos las siguientes "palabras-pinza":
Uno - zumo (nos imaginamos un vaso de zumo con una etiqueta en la que colocaremos mentalmente la información que queremos recordar).
Dos - tos (nos imaginamos una boca muy grande que se abra para toser y dentro de la boca un pequeño cartel donde colocamos la segunda información que queremos memorizar).
Tres - tren (nos imaginamos un tren de vapor que sale de un túnel y en la parte delantera de la locomotora un cartel donde colocaremos la tercera información que queremos memorizar). 

Y así hasta el número diez.
Cuatro - zapato
Cinco - borrico
Seis - jersey
Siete - billete
Ocho - bizcocho
Nueve - jueves
Diez - pez 

Hay que tratar de visualizar cada palabra pinza con el máximo detalle, interactuando con la información con la que la hemos asociado: 

Por ejemplo si el primer dato que vamos a memorizar es "billete de avión", puedo imaginar lo siguiente: Un zumo de naranja fresco, vestido con una camisa hawaiana y unas bermudas, con una maleta en su mano, yendo al aeropuerto. En la etiqueta del vaso hay pegado un cartel que dice "billete de avión". 

El recuerdo se producirá de la siguiente manera: 

Pensaré en el número uno e inmediatamente me vendrá a la mente la palabra "zumo"; a partir de ahí recordaré la escena que había imaginado: vaso de zumo yendo al aeropuerto con una maleta y en la maleta escrito "billete de avión". 

Este método exige conocer perfectamente la serie-pinzas que se utiliza. Se pueden elaborar listas de cientos de "palabras-pinza". 

Una ventaja que ofrece este método es que se puede ir directamente al dato que uno quiere recordar, sin tener que recorrer toda la serie.
Por ejemplo: si quiero recordar el octavo dato de la lista utilizaré la palabra-pinza que corresponde al número ocho lo que me permitirá recordar el dato memorizado.
Además de los números, también se pueden utilizar como serie-pinzas los días de la semana, los meses del año, las letras del alfabeto, etc.

2.- Método de la cadena
 
Consiste en enlazar los diferentes elementos que se van a memorizar como si formaran una cadena:
Los elementos estarán interactuando dos a dos: el primero con el segundo, el segundo con el tercero, el tercero con el cuarto... 

Imaginaremos escenas absurdas en las que intervienen cada pareja de elementos.
Hay que tratar de visualizar estas escenas con el mayor detalle posible. 

Es un método muy eficaz para memorizar una lista de datos no demasiado extensa (máximo unos 10 elementos).
Con este método detectaremos inmediatamente si hemos olvidado algún objeto de la lista ya que a la cadena le faltará un eslabón.
Veamos su funcionamiento:
Vamos a memorizar la siguiente lista.
Carpeta, bolígrafo, calculadora, diccionario, libro

Generamos las siguientes relaciones: 

1ª escena: Una carpeta va andando por la calle con mucha prisa porque pierde el autobús, va corriendo por la acera y tropieza con un bolígrafo que estaba tomando el sol y se cae (con esta imagen conectamos carpeta y bolígrafo).

2ª escena: Un bolígrafo se fue a dormir pero cuando se metió en la cama la notó un tanto extraña, muy dura y con teclas. Cuando levantó la sábana vio que no era su cama sino la calculadora de su amigo (aquí conectamos bolígrafo y calculadora).

Y así hasta tener conectados todos los objetos de la lista. 

En el sistema de cadena (al igual que en el de relato y en el de lugares que veremos a continuación) cuando se pretende recordar la lista de objetos hay que realizar el recorrido completo empezando por el primer elemento de la lista.

3.- Método del relato
 
Consiste en crear una historia con todos los elementos que se pretende memorizar

No se establecen relaciones dos a dos como en el caso anterior sino una única historia en la que participan todos ellos.
Este método puede ser adecuado cuando hay que memorizar elementos que no son fáciles de visualizar (por ejemplo, conceptos abstractos: justicia, igualdad...).

También puede servir cuando hay que memorizar reglas o definiciones (por ejemplo: "todo número multiplicado por cero es cero") haciendo que uno de los personajes del relato la diga en un momento determinado. 

Este método es más apropiado para personas con mayor facilidad para la memoria verbal que para la visual. 

Veamos cómo funciona

Imaginemos que hay que memorizar la misma lista que en el punto anterior:
Carpeta, bolígrafo, calculadora, diccionario, libro 

Podemos crear la siguiente historia

"La carpeta llamó a su amigo el bolígrafo y se fueron a comprar pilas para la calculadora, pero en una esquina se chocaron con un diccionario que iba corriendo buscando un libro". 

4.- Método de los lugares (o de loci)
 
Funciona asociando los elementos que hay que memorizar con una serie de lugares previamente establecidos. 

Los lugares siguen un orden determinado, un recorrido establecido. 

Podemos utilizar como lugares las habitaciones de la casa: Se entra en casa, a la derecha la cocina, a continuación un aseo de invitados, le sigue el cuarto de mi hermana, el cuarto de mis padres y después su cuarto de baño. Volviendo por el pasillo, al otro lado el cuarto de mi hermano mayor, a continuación mi cuarto, luego el cuarto de baño de los hermanos, la sala de estar y en último lugar el comedor. 
 
Se trata de un recorrido con 10 lugares determinados. 

Otro recorrido puede ser las tiendas de la calle en la que vivo, o los pueblos por los que paso camino de la playa, etc. 

Tienen que ser recorridos perfectamente conocidos, tienen que seguir un orden predeterminado (no vale alterarlo) y a ser posibles que sean recorridos ampliables por si hay que memorizar una lista más extensa (por ejemplo, en el recorrido de la casa se podría incluir la portería, el vestíbulo, la terraza, el trastero, el garaje, etc.). 

Estos recorridos hay que repasarlos con frecuencia, conocerlos con total exactitud. 

Este método funciona asociando a cada uno de estos lugares uno de los elementos de la lista que se pretende memorizar. Hay que tratar de visualizar el lugar y el elemento que se memoriza de forma muy precisa, interactuando, con imágenes muy claras. 

Uno puede tener establecidos recorridos diferentes, de distinta longitud (según la extensión de la lista a memorizar) o utilizar un recorrido diferente con cada asignatura. 

Este método tiene como ventaja que es reutilizable (a diferencia del método de la cadena y del relato), si bien es conveniente dejar pasar al menos un par de días antes de volver a emplearlo con una nueva lista de elementos para evitar que se pueda mezclar con la anterior. También permite detectar un olvido. 

Veamos cómo funciona y para ello seguiremos utilizando la misma lista de objetos:
carpeta, bolígrafo, calculadora, diccionario y libro 

Generamos las siguientes asociaciones

1. Cocina: quiero entrar pero no puedo abrir la puerta, consigo abrirla un poco y veo que el suelo está lleno de carpetas.

2. Aseo de invitados: abro la puerta y siento un golpe en la cabeza; alguien ha colocado un bolígrafo sobre la puerta que ha caído y me ha golpeado.

3. Cuarto de mi hermana: le voy a dejar un libro pero veo que la puerta no tiene picaporte sino un panel con dígitos, parecido a una calculadora, en el que tengo que teclear una contraseña. Etc. 
 
A la hora de recordar hay que seguir el recorriendo, entrando en cada una de las habitaciones de la casa, y nos vendrán inmediatamente a la mente las asociaciones que habíamos realizado.

5.- Método fonético numérico (o de Herigón)
A cada número del 0 al 9 se le asigna una (o más) consonante(s) (nunca una vocal). 

El criterio para esta asignación puede ser el que determine el estudiante, pero a ser posible en base a algún tipo de vinculación entre el número y la consonante. Bien porque el número comience por dicha consonante o porque sus formas guarden alguna similitud, o por alguna otra relación. 

Hay que tratar de que cada número tenga asignada al menos una consonante de uso frecuente

No se utilizarán las consonantes dobles (ch, ll, rr), ni aquellas de poco uso (x, w), ni tampoco la "h" muda.

Una misma consonante no puede estar asignada a dos números a la vez. 

Veamos un ejemplo de asignación: 

Al 1: la "t" (tiene un único trazo vertical)
Al 2: la "n" y la "ñ" (tienen dos patas)
Al 3: la "m" (tiene tres patas) y la "d" (tercera consonante del alfabeto)
Al 4: la "c" (empieza por esa letra); también la "k" y la "q" (mismo sonido)
Al 5: la "l" (en números romanos 50 se representa por "L")
Al 6: la "g" (en mayúscula la "G" se parece al 6) y la "j" (sonido parecido)
Al 7: la "f" (en mayúscula la "F" parece un 7 al revés) y la "s" (empieza por esa letra)
Al 8: la "p" (es la primera letra de "Pinocho")
Al 9: la "v" (es su segunda consonante) y la "b" (mismo sonido)
Al 0: la "r" (es su segunda consonante) 

Como se puede comprobar la asociación es muy libre. Cada estudiante puede establecer su propia asociación. 

Una vez asignadas las consonantes hay que buscar para cada número una palabra que contenga exclusivamente una de las consonantes que se le han asociado: Las vocales se utilizan de comodines. 

Estas palabras pueden ser:
Al 1: la "t"; palabra "tío"
Al 2: la "n" y la "ñ" ; palabra "nao"
Al 3: la "m" y la "d"; palabra "ama"
Al 4: la "c", la "k" y la "q" ; palabra "oca"
Al 5: la "l"; palabra "ola"
Al 6: la "g" y la "j"; palabra "ojo"
Al 7: la "f" y la "s"; palabra "oso"
Al 8: la "p" ; palabra "púa"
Al 9: la "v" y la "b" ; palabra "uva"
Al 0: la "r"; palabra "río" 

Estas palabras son las que utilizaremos como "palabras-pinza". La serie de "palabras-pinza" puede ser todo lo larga que se quiera, con números de dos o más cifras. 

Por ejemplo: 

41: letras "c" (del 4) y "t" (del 1): palabra "coto"
54: letras "l" (del 5) y "c" (del 4): palabra "laca"
58: letras "l" (del 5) y "p" (del 8): palabra "lapa"
67: letras "g" (del 6) y "s" (del 7): palabra "gas"
89: letras "p" (del 8) y "v" (del 9): palabra "pavo"
147: letras "t" (del 1), "c" (del 4) y "s" (del 7): palabra "tacos"

Por tanto, se pueden fabricar tantas pinzas como se quiera. 

Una ventaja de este sistema es que nos permite recordar los datos en el orden que uno quiera, sin necesidad de repetir toda la lista. 

Por ejemplo, puedo ir directamente al número 9, recordar su palabra asociada "uva" e inmediatamente me vendrá a la mente el elemento de la lista que asocié con esa palabra-pinza. 

El funcionamiento de este método es similar al método de palabras-pinza que ya vimos, se trata de asociar cada elemento de la lista con una palabra pinza siguiendo el orden numérico. 

La asociación será una situación imaginaria, absurda, en la que interactúen el elemento de la lista con la palabra pinza. 

Por ejemplo: utilizando la misma lista que en los métodos anteriores: 

carpeta, bolígrafo, calculadora, diccionario y libro 

1ª asociación: "tío" y "carpeta": Imagino un tío muy gordo en un día de agosto con mucho calor, sudando una barbaridad y en cada mano una carpeta con la que se abanica.
Y así el resto de asociaciones. 

A la hora de recordar, empezaré por el número uno, recordaré su palabra asociada "tío" e inmediatamente me vendrá a la mente la escena de un tío gordo abanicándose con las carpetas. 

6.- Método de las iniciales
 
Es un método útil para recordar listas cortas

Se trata de formar una palabra inventada utilizando las primeras silabas de los elementos de la lista

Veamos su funcionamiento: tomemos la siguiente lista de objetos:
Tomate, mantequilla, leche, galletas y café
Con sus primeras sílabas formaremos la palabra "tomanlegaca"

Memorizaremos únicamente esta palabra, que al recordarla nos ayudará a recordar toda la lista de objetos. 

Para concluir señalar que: 

Las reglas nemotécnicas exigen mucha práctica. Al principio pueden resultar difíciles de utilizar, pero con la práctica pueden llegar a ser enormemente útiles. 

Cada estudiante puede elegir aquel método que más le convenga.


OLVIDO
Sucesivos estudios han establecido que no es debido al simple efecto del transcurso del tiempo por lo que el recuerdo se hace menos intenso, sino a la cualidad de los hechos de que son objeto. Memoria y olvido dependen entonces de la tonalidad afectiva que cada uno da a cierto recuerdo.

El olvido es el proceso a consecuencia del cual se debilitan o desaparecen los contenidos de la memoria. Puede ser un proceso de represión o de inhibición, por lo tanto está en relación con la tonalidad afectiva de sus contenidos.

El olvido no es total, sino que lo olvidado vuelve a la memoria ESPONTANEAMENTE cuando menos se piensa, o puede ser rememorado artificialmente por diversos medios.

El olvido puede interpretarse como un recurso selectivo con el que el individuo se desembaraza de contenidos de memoria inútiles o como un recurso represivo de la mente que cierra el camino a los recuerdos que le resultan odiosos. (DICCIONARIO DE PSICOLOGIA).

A pesar de lo dicho más arriba, también es cierto que todo recuerdo no renovado de tiempo en tiempo tiene tendencia a perder su claridad, a hacerse confuso, a palidecer poco a poco, y después a desaparecer de la memoria usual.

Más allá de unas pequeñas diferencias personales, puede afirmarse que no hay 'buena' o 'mala' memoria, sólo está o no está parcial o totalmente adiestrada. Y ese adiestramiento tiene una base simple. En principio, la clave de la 'mala memoria' es la falta de atención, la falta de observación exacta.

El principal enemigo del estudiante son las distracciones que le impiden concentrarse. Las causas de las distracciones están tanto fuera como dentro de uno mismo.
El olvido es no poder recordar algo. Pero hemos de puntualizar: si miramos el diccionario vemos que olvido (u olvidar) es dejar de tener en la memoria lo que se tenía o debía tener, esto es, perder la memoria. Sin embargo, no poder recordar hace referencia a tener algo en la memoria y no poder recuperarlo; se asume que la información todavía sigue ahí, pero no podemos acceder a ella. Son distintos conceptos.

         Vamos a ver con un ejemplo cómo se puede procesar mal en cada fase:

         Lo registramos mal: puede ser que leamos el capítulo equivocado, o que lo leamos en el autobús distrayéndonos con todo lo que pasa a nuestro alrededor, o en el salón de casa con la televisión puesta, o que nos saltamos líneas o párrafos, que no prestamos atención a lo que leemos... hay muchas maneras de no registrar bien una información.

Lo almacenamos mal: en este caso, el registro ha sido bueno (lo hemos leído con aten­ción), pero intentamos recordarlo todo, tal y como está escrito, sin comprender lo que nos dice el texto, o nos preocupamos de las ideas secundarias o los detalles y no de lo verdaderamente importante, o no sabemos relacionarlo con otros conocimientos que ya tenemos en nuestra mente, como puede ser el antes y el después del episo­dio concreto que estamos aprendiendo, o lo estudiamos junto con las matemáticas y la lengua, todo en la misma tarde...

Lo recuperamos mal: si el registro y el almacenamiento de la información se han hecho incorrectamente, sin poner cuidado, la consecuencia más lógica será que tendremos verdaderos problemas a la hora de recuperarla. Si la hemos registrado mal, no podremos recuperarla, pues no se puede sacar de donde no hay. Si la alma­cenamos mal, nos costará recordar porque primero habremos de saber donde la hemos guardado, o se mezcla con otros datos, o al no haberla entendido, no podemos estar completamente seguros de que la información sea correcta.

Distracciones externas. Son todas aquellas que desde fuera interrumpen nuestra concentración, como las llamadas de los amigos o las interrupcio­nes de los familiares. El respeto al horario planifica­do y el tener un lugar destinado a las sesiones de es­tudio ayudarán a eludir estas distracciones. Otras causas:

Alimentación: Las comidas copiosas o muy abundantes producen letargia (dan sueño).
Las dietas no equilibradas, por ejemplo, con un alto contenido en grasas y con pocas verduras, legumbres y frutas, no proporcionan los nutrientes necesarios para favorecer un correcto funcionamiento mental, como el hierro, fósforo o magnesio.

         De la misma manera, si no consumimos las suficientes calorías, no tendremos la ener­gía adecuada para trabajar bien.

Las dietas de adelgazamiento muy estrictas pueden producir debilidad, irritación, dolor de cabeza y disminución de la concentración.

         El tabaco: Como excitante que es, la nicoti­na puede favorecer la concentración, es decir, ayuda a concentrar la atención en algo determi­nado, sin embargo, al fumar se reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, lo que hace que se piense con menos claridad, se originen dolores de cabeza y, al final del día, la persona se en­cuentre intoxicada y con una capacidad para recordar reducida con respecto a un no fumador. Uno de los problemas más importantes del tabaco es que los fumadores suelen ser adictos. Cuando su cuerpo empieza a pedirles más nicotina se crea un estado de ansiedad que sólo se re­duce cuando se fuman un nuevo cigarrillo.

         Bebidas excitantes: Tomar demasiado de alguna de estas bebidas puede producir inquietud, nerviosismo, in-Tinio, alteraciones digestivas y taquicardia, y en dosis muy altas, pueden provocar contrae­rás musculares, pensamiento y habla acelerados y confusos, hiperactividad y arritmia.

         Medicamentos: Conocer bien sus efectos te ayudará a planificar tu tiempo de otra manera, por ejemplo, es­tudiando en las horas en que no debes tomarlos, o por lo menos a no preocuparte si ves que tu mente no es tan rápida como debiera.

          Distracciones internas. El pensamiento puede entenderse como un diálogo interior a dos voces. Hay una voz más inquieta que se empeña en atraer nuestra atención hacia otros asuntos (fantasías, preo­cupaciones...) mientras estudiamos. Acallar esa voz interior es esencial para que el estudio resulte eficaz. Este tipo de distracción se evita haciendo el estudio lo más activo y organizado posible. Hay que tener en cuenta que el cansancio y la tensión favorecen una actitud de dispersión. Pero hay más causas:


         Estrés: Aparte de que con el tiempo el estrés puede producir enfermedades físicas, los primeros síntomas de que está haciendo mella en nosotros suelen ser mentales. Es decir, podemos mostrarnos irritables, dormimos mal, estamos inquietos, fatigados, débiles, nos cuesta concentrarnos. Precisamente los estados más negativos para aprender cualquier cosa o rendir eficazmente en nuestro trabajo o en nuestros estudios.

         El desánimo: si pensamos que nunca lograremos acabar una tarea, o comprenderla, o re­cordarla, toda nuestra atención se desviará a nuestro estado de ánimo, nos sentiremos deprimidos y, efectivamente, no la haremos bien.

 El aburrimiento: es uno de los peores enemigos de la memoria, pues hace que no pres­temos atención a lo que más tarde deberemos recordar, y que nuestra mente esté entre­tenida con otras cosas.

         El perfeccionismo: siempre es bueno intentar hacer las cosas bien, pero intentar hacer­las perfectas puede frustrarnos mucho si no lo conseguimos. Si intentamos acordarnos de todos los detalles que se dijeron en una reunión o unos apuntes, nos frustrará mucho haber olvidado alguno.

Las expectativas demasiado altas: al igual que el perfeccionismo, ambas actitudes pue­den favorecer el olvido. Si nos exigimos mucho, si nos ponemos metas muy altas, pres­tamos más atención de la que es necesaria a aquellos detalles que a lo mejor no impor­tan demasiado. Por otro lado, si nuestras expectativas son tan altas que no podemos hacer la tarea bien, nos sentiremos frustrados o muy desanimados y esto nos creará mu­cho estrés.

Las expectativas demasiado bajas: si no estimamos la tarea, la menospreciaremos y el aburrimiento nos inundará.

         El poco uso de una información (o una memoria) así como el tiempo que transcurre desde que la almacenamos hasta que la recordamos, no son explicaciones convin­centes del olvido de las cosas. Parece que lo que realmente afecta al olvido es lo que pasa du­rante ese tiempo, es decir, toda la cantidad de información nueva (o vieja) que procesamos en ese tiempo. Por ello, una causa común de olvido es la interferencia de unos aprendizajes sobre otros. Muchas veces, aprendizajes antiguos interfieren en la adquisición de aprendizajes nuevos, y en otras ocasiones, aprendizajes que son nuevos interfieren con el recuerdo de los más antiguos. Así, por ejemplo, pensemos en el número secreto de nuestra tarjeta del banco. Bastantes veces no somos capaces de recordar el número nuevo que nos han dado, pues siempre nos acordamos mejor del antiguo, o viceversa, otras veces en cuanto nos dan el nuevo olvidamos por comple­to el antiguo o cuando mezclamos materias a la hora de estudiar para un examen.

         Las mejores recomendaciones que se pueden dar son:

Ser conscientes de su existencia y procurar observar las cosas con la mayor objetividad posible. Cuando alguien nos dice que estamos equivocados en nuestro recuerdo, debe­mos admitir que puede que así sea, e intentar visualizar los hechos desde ambas pers­pectivas.

Estar atentos a nuestro estado de ánimo para procurar que no nos influya a la hora de ha­cer valoraciones, de conocer cosas nuevas (personas, ideas, datos...).


PARA EVITAR EL OLVIDO

·     Seguir una dieta equilibrada que nos proporcione los nutrientes necesarios para un ade­cuado rendimiento mental. Evitar las comidas copiosas, el exceso de grasas y los regí­menes estrictos.

·     Eliminar el tabaco, las bebidas excitantes y el alcohol o las drogas.

·     Combatir el estrés practicando ejercicios de control de la respiración, de respiración y visualización, y de relajación muscular, de manera habitual y en los momentos impor­tantes que te crean ansiedad.

·     No poner barreras, mira las cosas con la mayor objetividad posible. Evitar actitudes ne­gativas y pensar en positivo. Repasar con frecuencia lo que se sabe; el uso escaso de una información puede hacer que la olvidemos.

·     Hacer las cosas conscientemente, prestar atención y concentrarse en lo que se está ha­ciendo.


·     Los buenos hábitos de trabajo, además de ser beneficiosos en sí mismos para el estudiante, sirven para que los demás también se den cuenta de que no siempre estamos disponibles. Hay que esforzarse para establecer unos nuevos hábitos, pero una vez creados, su mantenimiento no exigirá sacrificio y la compensación por los resultados será evidente.

·     Además, el aburrimiento, el miedo o la tristeza constituyen obstáculos para la escucha atenta y la memorización. Por otro lado, aprender, es decir, comprender y recordar, requiere un deseo muy vivo para adquirir algo bueno, útil.

De cualquier manera, la memoria a veces falla, lo que uno ha estudiado con tanto esfuerzo se olvida y a veces esto ocurre en el peor momento posible, justo en mitad del examen. 

El olvido es humano y por tanto puede ocurrir, pero muchas veces dicho olvido es resultado de una mala preparación

Con una planificación adecuada y un método de estudio eficiente se reducen considerablemente las probabilidades de que falle la memoria. 

El olvido suele ocurrir por alguna de las siguientes causas

Se ha estudiado la materia del examen con mucha anticipación y luego no se ha repasado convenientemente.

Se ha estudiado mal, memorizando mecánicamente, sin llegar a asimilar la asignatura. El estudiante podía pensar que dominaba la lección porque cuando la estudió era capaz de repetirla, pero no ha conseguido consolidar esos conocimientos.

Se ha estudiado atropelladamente la noche anterior al examen, sin tiempo a que los nuevos conocimientos se asienten en la memoria.

No se ha descansado convenientemente y se llega al examen con la mente cargada.
Por tanto, el estudiante debe evitar que alguna de estas cuatro situaciones se produzca y eso depende exclusivamente de él. 

Tiene que establecer repasos periódicos que le permitan mantener frescos los conocimientos adquiridos.

Tiene que asimilar los contenidos. No vale con ser capaz de repetirlos ya que la memoria puede fallar, se trata de entenderlos y poder desarrollarlos con sus propias palabras.

El aprendizaje debe ser gradual, día a día, y no de prisa y corriendo el último día.
Al examen hay que ir perfectamente descansado para poder rendir al máximo. 

El olvido a veces también se produce porque, aún habiendo estudiado con seriedad, no se han establecido pistas que puedan facilitar el recuerdo

No se lleva aprendido un esquema detallado del temario que nos permita situarnos y comenzar a recordar su contenido.

En resumen, cuando no recordamos algo que hemos visto o es­cuchado o, de una forma general, que hemos vivido, y pensamos por ello que sufrimos un problema de me­moria, hay que plantearse en primer lugar cinco pre­guntas fundamentales:

1.     «¿He visto o escuchado bien?»
2.     «¿Me interesaba esa información?»
3.     «¿Ha sido bien comprendida la informa­ción?»
4.     «¿Ha sufrido \a información un bloqueo afectivo» o ha sido registrada en un contexto psicoafectivo perturbado? »

2 comentarios:

Isaías Medina López dijo...

Nos pareció que se trata de una monografía muy densa, bien argumentada y de clara redacción. Con tu permiso: La compartimos en Twitter y Facebook. Te dejamos nuestros saludos y respetos

Alfonso dijo...

Hace tiempo que me interesa comprender adecuadamente el funcionamiento del cerebro, porque considero que muchas enfermedades mentales, son provocadas por meras creencias y que es posible capacitarnos para pensar y actuar de una mejor manera de como lo hacen las mayorías.
Los idiomas, la imprenta y ahora el Internet, han modificado el cerebro de millones de personas y ya es tiempo de saber Por que PENSAMOS y hacerlo viendo las consecuencias que resultan de pensar y actuar de una u otra manera.

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