Tesis doctoral del Dr. Emilio Pol Yanguas
Definición y clasificación de la discapacidad intelectual.
Las personas con discapacidad intelectual son aquellas cuya función intelectual está por debajo de la población general, unido generalmente a un déficit en la conducta de adaptación al entorno. El desfase intelectual se mide mediante "exámenes normalizados de la inteligencia" que proporcionan un "Coeficiente de Inteligencia" (CI) que relaciona la edad mental con la cronológica. Se dice que existe un "déficit de adaptación" cuando los individuos no satisfacen la norma de independencia personal y responsabilidad social, esperada para su edad o grupo cultural. Es posible que un individuo sea considerado deficiente mental en una situación o un grupo de edad determinado, pero no en otro grupo o entorno, que fuera más relajado, menos competitivo, más permisivo y en el que sea mejor aceptado.
Atendiendo
al CI, los sujetos pueden clasificarse como: discapacitados ligeros, discapacitados
moderados, discapacitados graves o discapacitados profundos. Esta es la clasificación
más generalizada.
Recientemente
se están adoptando sistemas de clasificación que ponen el énfasis en la
interacción entre individuo y ambiente. No se clasifican a los individuos en
virtud de su CI, sino atendiendo al apoyo que necesita la persona para
desenvolverse en un entorno dado: limitado, intermitente, extenso, o
generalizado. Los términos discapacidad intelectual, deficiencia y retraso
mental se pueden considerar sinónimos.
Criterios diagnósticos en CIE-10.
El
"Retraso Mental" 1 es un trastorno definido por la presencia de un
desarrollo mental incompleto o detenido, caracterizado principalmente por el
deterioro de las funciones concretas de cada etapa del desarrollo y que contribuyen
al nivel global de inteligencia, tales como las funciones cognoscitivas, las del
lenguaje, las motrices y la socialización. El retraso mental puede acompañarse
de cualquier otro trastorno somático o mental. La adaptación al ambiente está
siempre afectada, pero en un entorno protegido y con apoyo adecuado, puede
minimizarse su efecto. Puede haber un deterioro de conducta, que no se deba a
un trastorno concomitante, ello deberá especificarse. En el diagnóstico deberá
incluirse la causa del retraso, cuando se conozca.
Pautas
diagnósticas 1: La inteligencia ha de ser evaluada a partir de un gran número
de capacidades más o menos específicas. Las distintas capacidades suelen tener en
cada individuo un nivel de desarrollo equiparable, pero pueden darse
discrepancias profundas, especialmente cuando existe retraso mental. Algunas
personas pueden presentar déficits graves en un área (por ejemplo, el lenguaje)
o/y una capacidad mayor en otra (por ejemplo tareas viso-espaciales simples), a
pesar de un retraso mental profundo. Al determinar el grado de desarrollo
intelectual, se debe conjugar información que incluya las manifestaciones
clínicas, el comportamiento adaptativo, y los hallazgos psicométricos.
Para
un diagnóstico definitivo debe estar presente un deterioro del rendimiento intelectual,
que da lugar a una disminución de la capacidad de adaptarse a las exigencias cotidianas
del entorno social normal. Los trastornos somáticos o mentales asociados tienen
una gran repercusión en el cuadro clínico y en el rendimiento. La categoría diagnóstica
elegida debe basarse en la evaluación global. Las categorías o grados de retraso
mental se establecen en función del cociente intelectual (CI), que debe ser aplicado
de manera flexible, considerando los problemas de validez transcultural. El CI debe
determinarse mediante la aplicación individual de tests de inteligencia estandarizados
y adaptados a la cultura del enfermo, seleccionados de acuerdo con el nivel de
funcionamiento individual y los tipos de invalidez adicionales que este padezca,
como problemas de expresión del lenguaje, sordera, y otros defectos físicos.
Las
escalas de madurez social y de adaptación aportan información suplementaria,
que puede complementarse con entrevistas a los padres y a las personas que se
relacionan y cuidan a estos sujetos y conocen su capacidad para la actividad
cotidiana.
"En esta tesis por tanto, se prueba la alta prevalencia del uso de psicofármacos
en personas que padecen retraso mental, la prescripción de los mismos,
relacionada con factores demográficos, patológicos, adaptativos y
culturales"
INDICE.
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