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jueves, 28 de marzo de 2013

LA FELICIDAD



La felicidad

Según diversos diccionarios se define la felicidad como un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Pero, ¿realmente es así?


Existen unos determinantes situacionales que influyen en este bienestar subjetivo determinando su formación y estabilidad, como son, el trabajo, la pareja, la edad, la enfermedad, etc. Este bienestar es específico de cada persona, variando en la misma a lo largo del tiempo. Por desgracia, siempre nos falta algo en la vida para conseguir ese estado. Nadie tiene todo aquello que desea, siempre nos falta algo (salud, dinero, buenos amigos…) La felicidad, por lo tanto, cambia en función de circunstancias y eventos vitales, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Y eso es justo lo que les proponemos un tiempo de reflexión que les estimule a realizar un arduo trabajo. No olviden que todo lo que merece la pena tiene un coste y para la conquista de la felicidad se necesita un compromiso, una actitud y mucho esfuerzo.


1. ¿Qué es lo que favorece la felicidad?

Diversos factores y circunstancias, facilitan que nuestro estado de ánimo sea placentero, que vivamos la realidad positivamente Les presentamos algunos:

- Construye tu vida a partir de objetivos: Escribe pequeñas listas semanales de tareas a realizar y cúmplelas. Estudios demuestran que cuanto más postergas algo que sabes que tienes que hacer, más ansiedad y tensión generas. En muchos casos, no necesariamente los objetivos alcanzados tienen que ser materiales, sino el propio proceso de evocar estados afectivos y placenteros, nos puede llevar a la consecución de la felicidad. Así, la utilización de los verbos: pensar, soñar, imaginar, desear, aspirar, ilusionar, tocar, sentir, etc. Nos puede conducir a un estado de felicidad plena. Es cierto, que cuando hablamos de felicidad, nos referimos a un estado más duradero que sucede con el resto de las emociones, pero: ¿no se es feliz soñando despierto?, pensar en la persona amada, imaginarnos en un paraíso que nosotros mismos construimos, crear un proyecto de trabajo, en esos momentos somos felices, experimentamos un placer que dure minutos, horas o días nos proporciona una sensación de bienestar que quisiéramos hacer duradera, ¿podemos conseguirlo? ¡!Vamos a intentarlo ¡! Para conseguirlo, trabajaremos en posteriores entradas, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales. 

- La importancia del ahora: una conexión entre lo que hago y lo que puedo hacer, entre lo que tengo y lo que puedo tener. Cuando disponemos de posesiones materiales que cubren nuestras necesidades básicas, la relación entre felicidad y cantidad de bienes materiales se torna borrosa, desaparece. En nuestra sociedad, dominada por el materialismo, siempre aspiramos a la consecución de más y más bienes materiales, por lo que alcanzar un estado de plenitud, es poco probable. No se es más feliz por tener más posesiones, de hecho la correlación entre bienes materiales y felicidad es negativa. Según diversos expertos de  la materia, la felicidad es equivalente a plenitud.  Esa frase debemos de enfocarla como conexión de las posibilidades que tengo en el presente y que la vida nos ofrece, es decir, como una posibilidad realizable de proyectos.  Es por tanto fundamental, estar con los ojos bien abiertos, conscientes que lo que estamos viviendo ahora mismo es, de por sí, un don. La felicidad no es un estado que nos van a regalar sino algo, que uno con su propia actitud y con su acción, puede conseguir. Hay personas que esperan que les llegue una racha de suerte y dejan hipotecados su bienestar emocional y su felicidad a los resultados profesionales, bienes materiales… Cuando alguien hace lo que le gusta, está conformando su destino, está conforme con su existencia y fundamentalmente acepta todo lo que la vida nos ofrece cómo un regalo, y no está luchando contra la vida entonces todo es causa de disfrute. Por lo tanto estamos en este mundo para disfrutar pero también para aprender, evolucionar y crecer como seres existenciales que somos. Así, cuando empezamos a luchar, vienen los conflictos. Vivimos angustiados pensando en aquello que ocurrirá el día de mañana y se nos escapa lo mejor y más bonito que tenemos que es el HOY. Si pensamos en el ahora sobre el futuro con ilusión es positivo, lo mismo ocurre con el pasado, si lo enfocamos, si lo vivimos bajo unas emociones de culpabilidad, remordimientos… es muy difícil que uno se encuentre bien.

-Relaciones interpersonales placenteras: al ser humano no le es posible ser feliz sólo, necesitamos expresar y compartir lo que sentimos. Una relación adecuada y grata con los demás genera felicidad. Es sabido que las relaciones positivas generan felicidad. Los amigos, las relaciones de pareja, la familia, los compañeros de trabajo a pesar de que en momentos puntuales pueden ser fuente de conflictos, son necesarias para que la persona alcance la felicidad, existe por tanto, una interacción mutua entre felicidad y relación interpersonal, de manera que una refuerza a la otra.

- Disfruta siempre que puedas: la enfermedad, el dolor, las molestias…son fuente de infelicidad, ¿podemos regular nuestro estado emocional y sobreponernos a las adversidades? ¿Se puede ser feliz en situaciones adversas?. Las personas afrontamos situaciones adversas y manteniendo un equilibrio entre demandas y recursos, sí podemos ser felices. Si aprendemos a construir la felicidad mediante la consecución de pequeños objetivos seremos capaces de afrontar las adversidades y ante ellas….ser felices ¡!. Disponemos de numerosas investigaciones que confirman que el afecto positivo y la salud física están relacionados, existe una bidireccionalidad entre las respuestas afectivas y la enfermedad, las emociones como factor que actúa en el origen, curso y evolución de una enfermedad; y la enfermedad como causante de afectos. Las experiencias emocionales positivas nos proporcionan recursos psicológicos más efectivos para prevenir y afrontar los problemas de salud. Sabemos que la felicidad es un estado de ánimo más duradero que las reacciones emocionales, como la satisfacción, la alegría, obtención de placer intelectual, etc. Los momentos alegres, de satisfacción laboral, placer sexual, etc. mejoran nuestro tono afectivo y, por tanto, la felicidad. Es importante, disfrutar estos momentos de placer, experimentarlos y revivirlos cada vez que nos sea posible.

- Es imprescindible que nos cuidemos físicamente, que nos pongamos en forma, que estemos fuertes con el mejor cuerpo posible. Los expertos aseguran que hacer alguna actividad física es igual de bueno que tomar un antidepresivo para mejorar el ánimo. Es más importante que hagamos 1 hora de deporte al día, que cualquier otra cosa ya que la gente que se cuida es más feliz y tiene más optimismo. El 41% de la gente dice que se siente más feliz cuando piensa que se ve bien.


2. Pero ¿con todo lo anteriormente expuesto es suficiente?

Debemos tomar conciencia del elemento más importante  para el bienestar personal que es el pensamiento. Sobre el pensamiento a veces podemos llegar a pensar que no podemos evitar pensar en una cosa u otra, pero lo cierto es que es la propia persona el que lo dirige, aunque en ocasiones no funciona de forma estrictamente racional. Erramos en la interpretación de la realidad, muchas veces la realidad es como se nos aparenta y nos afecta en función de cómo la interpretemos, por lo que es necesario adoptar estrategias para que los efectos de los acontecimientos vividos sean beneficiosos en la medida de lo posible. Se necesita alcanzar un equilibrio que favorezca nuestra autoestima y nos retenga de realizar acciones irresponsables. A partir de esta premisa, la realidad no es lo que está fuera si no lo que nosotros interpretamos desde nuestro interior, el pensamiento que nos evoca. Así, el pensamiento nos regula las emociones y es imposible el intentar sentirnos de otra  manera si nuestro pensamiento es el mismo del que teníamos antes. Por ello, la clave está en aprender a pensar, aprender a ver todas las posibilidades trabajando desde el punto de vista optimista que es la mejor opción. Sin embargo, tenemos la tendencia de pensar lo que nos falta y no lo que tenemos y es en esas circunstancias donde el ser humano se va sintiendo pobre y se hunde, puesto que no se da cuenta de la riqueza que posee.

La gente tiene que desarrollar  bien aquello que se conoce como mirada del águila ya que estamos muy ciegos con la mirada de la hormiga puesto que es una mirada limitada donde no vemos el trasfondo de las cosas. El águila puede ver desde un estado de consciencia mucho más expandido, cómo es nuestra vida, dónde queremos ir, cuál es nuestro presente, ser conscientes de vivir  fundamentalmente el día a día pudiendo proyectar nuestro futuro pero dedicando e invirtiendo tiempo en nosotros mismos ya que si no lo hacemos así, la vida se convierte en rutina.

Por ello el ser feliz es un verdadero arte que cada persona de una manera individualizada debe saber crear y ser capaces de mirar a través de las apariencias. Así, hay que darse cuenta que aquello que aparentemente es negativo, qué posibilidades nos ofrece.


3. El papel de las  emociones

Racionalizar las emociones negativas (saber disculparnos a nosotros mismos) es transformador, es un bálsamo, es mágico y maravilloso, pero sobre todo para la persona que lo da, nos libera de cargas y culpas innecesarias. El ponerse en el lugar del otro (ser asertivo) ayuda a asimilar el porqué de las actuaciones de los demás, así mismo a perdonar, a compensar los efectos de las emociones de tono hedónico negativo y del estrés, porque comprendemos, lo que en verdad pasa en el interior de la persona, a conocer su mundo, a entender sus razones, su sufrimiento, y su dolor, por ende, se percibe que no hay nada que perdonar. No guardar nada oscuro en el corazón, ni remordimientos, ni arrepentimientos. El odio envenena el alma (para Aristóteles, la felicidad estaba más relacionada con la actividad del alma que con la del cuerpo).

Emociones como el odio, el rencor, la vergüenza, la culpa… son emociones negativas que cada uno de nosotros debemos de ser capaces de reconvertirlas en emociones positivas porque no son más que emociones tóxicas a las que uno está expuesto. Por ejemplo, si nos dijeran que el entrar en el reactor de una central nuclear nos produciría cáncer, estaríamos dispuestos a estar allí dentro mucho tiempo?. Pasa lo mismo con las emociones negativas, que siempre son algo causado por un pensamiento del pasado y que se convierten en lastres que no nos dejan avanzar hacia un futuro mejor.

Si queremos controlar a alguien, no tenemos más que darle miedo y crearle un sentimiento de culpabilidad. Pero, ¿cómo nos vamos a sentir culpables de lo que yo hice la semana pasada si ése era otro? El ser humano cambia todos los días y uno no puede pedir cuentas a alguien de lo que hizo ayer. Porque los seres humanos evolucionamos probablemente la perspectiva que podamos tener la semana pasada, no es la que tenemos hoy. Por ello no podemos estar pensando en aquel error que cometí hace un tiempo sino que he aprendido de aquel error y gracias a aquel error hoy soy mejor persona. Debemos rodearnos de argumentos positivos que nos faciliten la vida. Piénsenlo, es absurdo escoger la opción negativa que nos vuelve más pusilánimes e infelices. No nos compliquemos la vida gratuitamente intentando obtener con el victimismo un alivio, les aseguro 100% que no funciona.

Diversos estudiosos del tema afirman que las emociones se contagian. El éxito viene de imitar, el problema es que la mayoría de gente imita al torpe. La calidad de vida que tenemos en estos momentos de la vida no se ha tenido jamás, pero estamos creando un mundo de pesimistas, de débiles, de frustrados: es decir, estamos agotados, cansados, preocupados… Es mejor, por tanto, tener como modelo o referente alguien que irradie optimismo, pasión por las cosas; que nos motive y contagie una actitud positiva. Cuando no realizamos tareas que nos apasionan o no tenemos una vida que nos gusta el cerebro calcula cuantos años de vida te quedan viviendo así y la única manera que tiene para avisarte para que cambies, es una enfermedad. Es decir, si por ejemplo tenemos mucho trabajo y nos sentimos preocupados o al contrario, no tenemos trabajo y nos sentimos preocupados, el cerebro intentará relevarse porque depende  nuestra propia supervivencia. En ese estado el cerebro provocará que tengamos sueño, que tengamos dolor de cabeza, nos dará problemas físicos y psicológicos ¿para qué? Para que cambiemos de vida y si no le hacemos caso ¿qué hace? Incrementan los síntomas y los dolores hasta provocar una enfermedad grave. Todo lo que hacemos en la vida es estar buscando el amor.


4. Cosas que olvidamos

Cómo ya hemos dicho, cada persona, decide o no, si quiere ser feliz: Actitudes positivas, no darse por vencido, luchar todos los días ante la adversidad, ir por la vida con la frente en alto, con una sonrisa para los demás, dando lo mejor.

Por ello, siempre debemos ser conscientes que la felicidad solo la podemos encontrar dentro de nosotros mismos, no nos la puede dar nada, ni nadie, es nuestra decisión y elección. No depende de "Ningún Hombre, de Ninguna Mujer" No debemos estar esperando "Ese alguien que nos haga feliz," tenemos que aprender a ser felices con nosotros mismos, eso es fundamental.

Aquello que hace que seamos infelices es el haber perdido la mirada del niño. Cuando nosotros dejamos de mirar el mundo como niños y nos volvemos personas serias, automáticamente empezamos a ver la vida en blanco y negro y no a color como los niños. Por lo tanto lo idóneo es saber conjuntar el ser niños pero con la sabiduría que nos da la experiencia y sin trasladar el bulto que nos da la responsabilidad que nos otorga la edad.

Se puede ser feliz con cosas simples y sencillas que nada tienen que ver con lo material. La vida nos regala cada día, la fortuna de existir, el aire, el sol, la luna, las estrellas, el cielo, el mar, las flores, las aves, y no paro de contar, eso, sin tener en cuenta, todas las cosas buenas que un día nos puede deparar, la ingenua y genuina sonrisa de un niño, su inocencia, su candor.

La vida misma es música, el canto de las aves, el rugir de las olas, el sonido del mar, el crujir de las hojas, el sonido de las gotas de agua al caer, el viento, los rayos, las centellas, la lluvia, los huracanes, la naturaleza toda con sus múltiples fenómenos, entre otras más, son un concierto y una sinfonía sin par.

La felicidad se compone de pequeños instantes que unidos como en una película conforman tu vida misma y así se  consigue que valga la pena ser vivida como debe ser, con alegría, con optimismo, con amor, con pasión, con deseos inmensos de vivir lo que haya que vivir, con toda la intensidad, porque es, una oportunidad única, irrepetible y sorprendente la que se nos ha brindado.

La libertad tiene que ver más con tu paz interior, no con las cosas que posees, puedes tener mil carencias materiales, o por el contrario poseerlo todo, pero si en tu interior no tienes paz, y no eres feliz contigo mismo, es muy difícil que te sientas libre. Es aceptar tu presente y tratar de mejorar lo que se pueda, aceptar lo que no, y desde ahí, empezar a trabajar, en aras de lograr lo que quieres, porque si no existieran las dificultades, no tendríamos que esforzarnos para nada.

Dar el primer paso, lo importante es como actuamos, no como lo hacen los demás. Tratar de llegar a su alma en el momento preciso, con la palabra justa, brindar, paz, consuelo, el empuje que a veces necesitamos, renovar las esperanzas, llenarnos de nuevas energías, cuando estas faltan, porque no somos una isla, no somos perfectos y no tenemos que ser siempre fuertes e invencibles, algunas veces podemos, somos, y necesitamos también, ser vulnerables, es parte de nuestra naturaleza.

Para alcanzar la libertad interior, debemos trabajar desde nuestro interior, operando los cambios necesarios para su fin. Cada día es una oportunidad para hacer la diferencia, para cambiar las circunstancias que no nos gustan, lo que no nos agrada. Aprender los unos de los otros, compartir, dar amor, limar asperezas, reconocer nuestros errores, enmendar los mismos, y renacer de nuestras cenizas.

La humildad, que según la psicología positiva, es un rasgo de la personalidad que nos facilita el tener empatía, es importante cultivarla diariamente. Nada pasa en nuestra vida porque sí, todo tiene su razón de ser. Debemos escuchar nuestra voz interior, confiar y apostar por nosotros, que todo va a salir bien. Si creemos en nuestra fuerza interior, no habrá nada ni nadie que nos pueda vencer.


5. ¿Son más felices los optimistas?

Hoy sabemos que el nivel de felicidad de una persona está directamente relacionado con su coeficiente de optimismo. Para que algo te llene tienes que tener en cuenta dos cosas: la 1ª sentir que depende de ti y la segunda que creas que aquello que haces, sirve para algo. Hay factores cómo el simple hecho de reír, aumenta la flexibilidad mental o el hecho de que algo o alguien te guste está relacionado con lo que quieras a esa cosa o esa persona. La felicidad favorece que la autoestima crezca siendo por tanto una fórmula de motivación para la acción.

 “La vida causa los mismos contratiempos y las mismas tragedias, tanto a optimistas como a pesimistas, pero los primeros saben afrontarlas mejor” (Martin Seligman).

Tan relevante es el acontecimiento que nos suceda como la forma en que los afrontamos, las personas felices no se toman la vida de manera menos trágica, sino que la misma forma de comportarse favorece el desarrollo de unas formas de actuar que le benefician y hace que tengan más éxito en   diversas facetas de la vida. No creemos que exista una predisposición genética a ser optimista o pesimista, ni que sean conceptos inmutables, son estilos cognitivos que mantenemos al corroborar sus planteamientos y reforzamos por el ambiente. Las conductas que llevamos a cabo, tanto optimistas como pesimistas tienen consecuencias diferentes: las primeras favorecen la acción y la interacción personal, las segundas, traen consigo inacción y aislamiento.

Tenemos que ser brillantes, entusiastas, alegres… porque una vida sin pasión no vale la pena. Nietzsche dijo: “Fuerte es el que vence a muchos, invencible el que se vence a sí mismo”. Seamos valientes y no nos convirtamos en nuestros peores enemigos.

También podríamos aplicar la ley causa / efecto: todo lo que ocurre en la vida es por algo, luego o cambiamos las causas o no cambiaremos los efectos, por ello sólo cambiaremos los efectos si cambiamos nuestra manera de pensar.


6. Por último

En resumen diremos que encontrar la felicidad no es una tarea de suerte como quien va a buscar setas en el campo. Se trata de un trabajo arduo que requiere un esfuerzo y voluntad. Lo primero que se tiene que tener es una actitud positiva que nos cree un caldo de cultivo positivo en nuestro sistema cognitivo. Por ello, la clave está en aprender a pensar y ello debe traducirse en un aprender a cambiar. El cambio debe producirse en primer lugar en el pensamiento y después en los hábitos que tenemos.

Hemos puesto una relación de hábitos de conducta que deben de cambiar como son: Crearse unos objetivos en los que nos sintamos involucrados y nos ilusionen. Dar importancia al momento presente, puesto que el ahora es lo que realmente tenemos, ni lo anterior ni lo que tenga que venir es importante. Relaciónate más con la gente si no tienes amigos, búscalos, es importante el compartir las cosas cotidianas, el sentirse comprendido y poder disfrutar de la buena compañía. Disfruta siempre que puedas, es decir, no dejemos desaprovechar aquellas cosas que nos hagan sentirnos mejor (placer físico, ilusión, paz, sonreír…) y tanto experimentarlos como revivirlos cada vez que nos sea posible. Por último es importante realizar algún tipo de actividad  física puesto que nos proporcionará un mejor aspecto y más fuerza y vitalidad para afrontar cualquier tarea tanto placentera como para afrontar problemas.

Tengamos una apertura, comulguemos con una actitud abierta frente a las cosas. No cometamos el error de intentar cambiar el interior con el exterior puesto que el cambio radica en nosotros mismos. Seamos ambiciosos  y reconozcamos las virtudes que poseemos y aquello que nos engrandece.

Somos unos privilegiados de tener el don de la vida y debemos considerarla como una aventura apasionante donde nosotros somos quienes escribimos sus líneas. No es el llegar al destino, si no la calidad del viaje lo que nos dará una vida placentera.

 Eduard Punset escribía en uno de sus libros que "la felicidad se encuentra en la antesala de la felicidad". Es decir, en los momentos previos en los que se saborea el esperado instante que está por venir.

Además, es necesario vivir cada día como si fuera el último, porque puede ser nuestra última oportunidad y también, oportunidad pasada oportunidad perdida. ¿La vamos a dejar pasar? Ésta es la reflexión.



martes, 26 de febrero de 2013

INTRODUCCIÓN MEMIMO



En numerosas ocasiones hemos oído a nuestros clientes en consulta frases como: “Me encuentro triste y no tengo motivos para estarlo” “Por las mañanas no tengo ganas de levantarme” “Todo el día me encuentro cansado”, “Llevo una temporada durmiendo fatal”, “Pensar en ir al trabajo me produce ansiedad”, “Hace un mes que vengo sufriendo casi a diario, ataques de pánico” “No me siento a gusto con nada”, “No soy feliz”.


Después de una exhaustiva evaluación mediante entrevistas y cuestionarios, el diagnóstico no es que padecen un trastorno depresivo, es que no son felices, se ha roto su equilibrio emocional. Nuestro organismo no solo lucha por mantener un equilibrio de su cuerpo (fisiológico) sino también de su mente (emocional), cuando este equilibrio se rompe, es cuando se siento mal, triste, abatido, desesperanzado ante los problemas, en una palabra……INFELIZ.

Desde MEMIMO, vamos a explicar que ocurre en nuestro cerebro cuando pensamos de ese modo negativo, entenderán por qué somos infelices.


Desde MEMINO, también le explicaremos que hacer para que nuestro cerebro recobre la felicidad perdida o aprenda a ser feliz si anteriormente no lo fue. 


No tenemos la llave de la felicidad, pero sí quizá el camino para que a usted le sea más fácil encontrarla y comience a disfrutar de una vida donde lo positivo desplace a lo negativo.



¿Nos acompaña?


Imagine de que vuelta al hogar y tras  una dura jornada de trabajo, aparece ante usted un hada mágica que volando, volando lo transporta y deposita lentamente en un lugar mágico, rodeado de naturaleza, unos paisajes de coloridos intensos, donde el cantar de los pajarillos es el único sonido que el ser humano percibe, donde existen  unas acogedoras piscinas termales, con música relajante, una luz tenue y cálida. Usted se sumerge en sus templadas y transparentes aguas, unas ligeras ondulaciones del agua, masajean su cuerpo y poco a poco….lentamente, usted se va relajando. Siga relajado….un poco más, no piense en nada….sólo disfrute el momento, la música sigue sonando, sólo para usted, da unas cuantas brazadas, atraviesa la piscina y vuelve a quedarse quieto….se relaja de nuevo. Ya relajado, sale del agua, la temperatura en el lugar es agradable, se tumba en una cómoda camilla y unas manos le practican un masaje terapéutico, con aceites perfumados. Siga relajado….un poco más…más…hasta quedar en tal estado de relajación que alcanza en ese momento la …FELICIDAD ¡!


¿Lo consiguió? Si fue así, Felicidades ¡!


Si no lo consiguió del todo, quizá le falte un poquito de práctica, pero será capaz de conseguirlo la próxima vez que lo intente.


Es el momento de preguntarnos: ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando no somos felices? 


De entre las emociones que experimenta el ser humano, la ansiedad, surge de forma automática ante  situaciones que consideramos amenazantes o peligrosas, nos prepara para la lucha o para la huida de dicha situación. Nuestro organismo cuando detecta un peligro, activa un sistema de alarma y se desencadenan una serie de reacciones fisiológicas. El miedo al dolor psicológico provoca las mismas reacciones fisiológicas que el miedo al dolor físico  Este sistema de alarma se encuentra alojado en nuestro cerebro, en el sistema límbico y sólo se activa cuando detecta una verdadera situación de peligro. Dentro del sistema límbico, se encuentra una estructura denominada amígdala, encargada de controlas las emociones principales como afecto, agresión y miedo. Es la principal detectora de peligro así, cuando se activa desencadenan miedo y ansiedad, poniendo a la persona que está en peligro en situación de huir de él. En la actualidad, las personas sufrimos un gran número de amenazas psicológicas, derivadas de grandes situaciones de estrés, como pérdida de estatus, de pareja, de prestigio, etc. A pesar de que estas pérdidas no requieren una respuesta física inmediata, cuando nos sentimos amenazados en este sentido, nuestro cuerpo se prepara para la lucha o la huida. Así, una persona que sufre un ataque de pánico, está experimentando  una reacción exagerada de la respuesta de lucha o de huida, cuando sentimos estas situaciones de miedo, liberamos grandes cantidades de una sustancia denominada adrenalina.



Estas reacciones involuntarias están controladas por el denominado sistema nervioso autónomo, que es el regulador de los procesos vitales. Se divide en:





  1. Sistema nervioso simpático

       2. Sistema nervioso parasimpático

  • El Sistema Nervioso Simpático, es el que nos prepara para la acción, es el que media en la respuesta de estrés y en nuestras conductas de lucha y de huida. Es el responsable de que en estas situaciones aumenten la frecuencia de latidos del corazón, se dilaten las pupilas, exista una excesiva sudoración en manos, axilas y cara, también estimula las glándulas suprarrenales, que liberan cortisol (neurotransmisor responsable del estrés y de la depresión), también es el responsable de que exista homeostasis en nuestro organismo (autorregulación) para que funcione de modo adecuado. Emociones intensas afectan a determinadas glándulas que segregan ciertos tipos de hormonas provocando perturbaciones; así el hipotálamo cuando se ve afectado por emociones, se estimula provocando perturbaciones en la tiroides (hipertiroidismo), provocando adelgazamiento en la persona, el sistema reproductor también puede verse perturbado al alterarse las hormonas sexuales.
  • El Sistema Nervioso Parasimpático, por el contrario es el que nos prepara para el descanso, para la relajación. Es el encargado de regular las actividades que conservan y restablecen la energía de nuestro cuerpo. Es por tanto, cuando este sistema provoca perturbaciones de tipo somático cuando estaremos ante una grave patología ya que no disponemos de energía para superar los desarreglos provocados. La persona notará la presencia de síntomas, tales como: insomnio, fatiga, angustia, sensación de globo en la garganta, contracturas musculares, vértigos, fobias, dolor de estómago, excitación nerviosa mezclada con debilidad.

Nuestro cuerpo es conveniente que cargue y descargue energía de una forma equilibrada. El proceso sería el siguiente: sentimos emociones, pensamos, realizamos actividades, interaccionamos con las personas. El paso siguiente será contener toda la carga para  asimilar y aprender, sacando la experiencia positiva de todo ello que nos aportará conocimiento, sabiduría, madurez y un crecimiento en el terreno personal y en el terreno social. Después de haber asimilado lo positivo de las experiencias, descargamos por completo dicha carga de energía. El resumen sería: carga de energía- asimilación- descarga de energía. Si esta secuencia se rompe, o no se cumplen todos sus pasos, con gran seguridad aparecerán trastornos físicos y psíquicos, es decir, enfermaremos.




¿Qué podemos hacer para que el sistema esté equilibrado y no enfermemos?


Los acontecimientos de la vida diaria suelen ser fuente de gran estrés, miedo e inseguridades, hay un predominio claro del sistema simpático sobre el parasimpático, con la inmediata consecuencia de una depresión en nuestro sistema inmunológico. Los sistemas simpático y parasimpático son antagónicos, ambos están presentes en cada uno de los órganos, ejerciendo una función estimuladora (vía simpática) o inhibidora (vía parasimpática). 


Si usted se encuentra apático, triste, infeliz, ya ha aprendido que el motivo es que su   actividad parasimpática le ha ganado la partida a su actividad  simpática, ha llegado el momento en que aprenda a nivelar ambos sistemas nerviosos, ambos son complementarios y funcionan en oposición natural, para recuperar la felicidad y disfrutar de los placeres cotidianos, lo habremos conseguido cuando los dos sistemas nerviosos queden en tablas. Por ello, la enfermedad es como un mensaje que nuestro cuerpo nos transmite para avisarnos que “algo no funciona”, que los niveles de carga y descarga de energía han sufrido una descompensación, en nuestro sistema psíquico algo falla, en los procesos de asimilación, integración y eliminación de nuestro mundo emocional.



Las endorfinas, analgésicos endógenos o sustancias químicas producidas por el propio organismo, muy similares en su estructuras a los opioides: opio, morfina o heroína, pero sin los efectos negativos de las mismas. Estas sustancias químicas cumplen una función muy importante en el control de las conductas emocionales. Son el vehículo material del placer, la euforia, la felicidad y el alivio del dolor, generan sensaciones placenteras, aumentan la secreción de acido gástrico, relajan la musculatura del estómago, estimulan la liberación de dopamina. En los estados de ánimo, las endorfinas están ligadas con nuestro subconsciente, por lo tanto son capaces de producir fantasías, inspiración, imaginación, creatividad, etc.

¿Qué tiene en común besar a la persona amada, recordar un momento feliz y practicar ejercicio físico? En las tres actividades mencionadas, nuestro organismo genera endorfinas, esas pequeñas descargas eléctricas, que nos hacen sentir felicidad.


 Cuando besamos, acariciamos y abrazamos las “felices endorfinas” también se alegran y se estimulan, esto contribuye a eliminar muchos dolores, insomnio, estrés y estados depresivos.


Si recordamos un momento feliz, pensamos en un proyecto futuro o incluso imaginamos una historia, las endorfinas se liberan y nos acompañan a soñar, se alegran y hacen que nuestra felicidad aumente.


Cuando el ejercicio físico se prolonga a un nivel moderado o de alta intensidad, o el cuerpo está bajo un estado de estrés extremo, las endorfinas se colocan ropa de deporte, se liberan de su encierro y nos acompañan en la actividad física.



Como ven, les hemos puesto sólo tres ejemplos de situaciones en  las que se produce una liberación de esa “hada mágica” a la que ya le hemos puesto nombre –endorfinas-  que al principio de estas hojas nos transportaba en un vuelo imaginario a un bosque, a un paisaje, a unas aguas templadas, en las  que nosotros mismos aprendimos a relajarnos. 


Existen muchos ejemplos más, queda mucho por saber de esas hadas mágicas, donde se encuentran ,cómo nos pueden acompañar, como nos pueden ayudar y lo que es más importante, cómo hemos de llamarlas para que estén a nuestro lado cuando realmente las necesitemos.


Si has llegado hasta este renglón, es que realmente quieres aprender a mimarte, quieres ser un MEMIMO, sigue con nosotros, te enseñaremos el camino para conseguirlo y……..te prometemos que al final del mismo, cuando ya divises una pequeña luz….tras ella encontrarás la FELICIDAD, esa que tú mismo habrás sabido hallar ¡!!!!
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