INTELIGENCIA
EMOCIONAL.-
En
ocasiones los seres humanos nos preguntamos por qué hay personas que se adaptan
mejor que otras a las diferentes situaciones o problemas que se presentan en la
vida diaria, o por qué ante un mismo problema o situación personal unos tienen
más facilidad para resolverlo que otros. Una manera de responder a estas dudas
la podemos encontrar en lo que lo que se denomina Inteligencia Emocional (IE),
que explica como las personas utilizamos distintas habilidades mentales para
manejar nuestras emociones o las de los demás, con el objeto de adaptarnos de
una manera más exitosa a las circunstancias que se nos presentan en el día a
día, y que resultan en muchos casos problemáticas.
El concepto de Inteligencia Emocional
nace formalmente en el año 1990, pero es el año 1995 con la publicación por
Daniel Goleman de su libro Inteligencia
Emocional cuando se desata un
interés mediático desmesurado (en menor medida científico) por el tema de la
IE.
Responder a la pregunta: ¿Puede ser la inteligencia
emocional un tipo de inteligencia? Nos lleva a tener que averiguar si la
incluimos dentro de una perspectiva molecular que tiene únicamente como objetivo responder a la cuestión de ¿qué es
la inteligencia? y ¿cuál es su naturaleza?; o de una molar que además de
responder a estas preguntas también lo hace a las siguientes ¿cómo, cuándo y
para qué?.
Haciendo un poco de historia de la
inteligencia, tradicionalmente se ha estudiado esta desde un aspecto molecular,
ejemplos de ello lo encontramos en autores como Galton para quien la
inteligencia era un factor general único que proporcionaba las bases de las
capacidades más concretas que todos tenemos. Según esta orientación,
desarrollaremos buenas capacidades mecánicas, musicales, artísticas, etc si somos
inteligentes en general. Para Thurstone por ejemplo, la inteligencia no
consistía en un factor general único, sino que estaba compuesto por muchas
capacidades concretas independientes.
En el estudio de la inteligencia desde
un aspecto molar encontramos autores como Gardner que también sostenía que
existían muchos tipos de inteligencia independientes; conclusión a la que llegó
después de estudiar a pacientes que habían sufrido lesiones cerebrales
únicamente en algunas áreas de la corteza cerebral, observó que estos perdían
algunas capacidades intelectuales mientras otras quedaban intactas; lo que le
llevó a pensar que las diferentes áreas del cerebro mediaban los diferentes
tipos de inteligencia. Para este autor existían inicialmente siete tipos de
inteligencia independientes: lingüística (verbal), lógica – matemática,
musical, espacial, kinestésica (atlética), interpersonal e intrapersonal, que
más adelante amplió a nueve al añadir la inteligencia naturalística y la espiritual.
El tema de si existe una o más
inteligencias está pendiente de solución en la actualidad. Probablemente exista
un factor general en la base de la inteligencia, pero todos hemos comprobado
que una persona puede ser hábil en matemáticas y débil en idiomas.
Incluiremos la IE en la perspectiva
molar, y contestaremos afirmativamente a la pregunta de si existe más de un
tipo de inteligencia.
Si decimos, por tanto, que la IE es un
tipo de inteligencia, dentro de la perspectiva molar, nos plantearemos ahora si
la inteligencia tiene o no valor adaptativo, analizado el tema por numerosos
expertos se llegó a la conclusión de que la adaptación al medio es uno de los
principales atributos que debe definir a la inteligencia. Para Sternberg la
inteligencia es la capacidad para adaptarse a un ambiente, seleccionar
ambientes compatibles entre sí y crear el ambiente en que uno está mejor
consigo mismo. (Sternberg, 1996).
Como antecedente de la IE citaremos en
primer lugar la Inteligencia Social
definida por primera vez por Thorndike (1920) como “la habilidad para
comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar
sabiamente en las relaciones humanas”; también se considera antecedente de la
IE una obra de Gardner “Frames of mind”
donde cita por primera vez su teoría sobre la Inteligencias Múltiples (IM) que
incluía dos tipos de inteligencia personal: la inteligencia interpersonal que
hace referencia a la capacidad para entender a las otras personas, lo que les
motiva, cómo trabajan, cómo trabajar con ellas de forma cooperativa; y la
inteligencia intrapersonal se refiere a la capacidad de formarse “un modelo
ajustado, verídico de uno mismo y de ser capaz de usar este modelo para
desenvolverse eficazmente en la vida” (Gardner, 1993).
Las diferencias entre IE e IS se
desvanecen cuando se integran en diferentes categorías del conocimiento tácito:
manejo de uno mismo, manejo de los otros y manejo de tareas:
- El
conocimiento tácito acerca del manejo de uno mismo se refiere al conocimiento acerca de los
aspectos de rendimiento en tareas cotidianas que tienen que ver con la
capacidad para motivarse a uno mismo y auto-organizarse.
- El
conocimiento tácito acerca del manejo de los demás se refiere al conocimiento
acerca de cómo manejar las relaciones interpersonales en todos los ámbitos, lo
que puede incluir el saber cómo hay que llevar a cabo interacciones sociales
efectivas y también comprender la información social de carácter verbal y no
verbal. Suele implicar habilidades de tipo emocional (aliviar la ansiedad de
otra persona) y social (saber exponer las opiniones propias para que surtan el
efecto deseado).
- El
conocimiento tácito acerca del manejo de tarea viene referido al conocimiento
sobre cómo ejecutar tareas específicas; por ejemplo en el ámbito laboral un
directivo será conveniente que conozca qué estrategias comerciales pueden
aumentar los beneficios de la compañía.
El concepto de IE se puede definir
recientemente como la habilidad para
percibir, valorar y expresar la emoción adecuadamente y adaptativamente; la
habilidad para comprender la emoción y el conocimiento emocional; la habilidad
para acceder y/o generar sentimientos que faciliten las actividades cognitivas
y la acción adaptativa; y la habilidad para regular las emociones en uno mismo
y en los otros. (Mayer y Salovey, 1997 y Mayer, Caruso y Salovey, 2000a y
2000b).
Según Goleman la IE se refiere a la
capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás y la
capacidad que poseemos para motivarnos y mantener adecuadas relaciones
interpersonales. No es innata y podemos mejorarla a lo largo de nuestra vida,
aprendiendo de nuestras experiencias personales y profesionales. Básicamente
para él se trataría de dos tipos de competencia:
·
Las competencias personales que
incluyen:
1.- El conocimiento de
las propias emociones, es decir, de uno mismo, capacidad para reconocer en el
mismo momento de su aparición, un sentimiento; esto constituiría lo básico de
la IE.
2.- La capacidad para
controlar las emociones: controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al
momento concreto es una habilidad básica que nos la permite nuestra conciencia.
3.- Capacidad de
motivarse a sí mismo.
En resumen, son las referidas a la
aptitud para identificar emociones y sentimientos propios, el autoconocimiento,
la autoestima y la autoconfianza.
- Las competencias sociales implican:
1.- El reconocimiento
de las emociones ajenas: la empatía.
2.- El control de las
relaciones: es una habilidad que nos permite relacionarnos adecuadamente con
las emociones de los demás.
En cuanto a las competencias
sociales, se refieren en resumen a: liderazgo, aptitud para establecer
relaciones, capacidad para resolver conflictos y habilidades para el análisis
social.
AUTOCONOCIMIENTO.-
Lo definiremos como un
proceso reflexivo por el cual la persona adquiere noción del yo y de sus
propias cualidades y características. Es el conocimiento supone que supone
conocer cualidades y defectos para mejorar los primeros e intentar reducir los
segundos. Está basado en que las personas aprendan a conocerse y a quererse
a sí mismas. Para conocerse mejor, las personas es conveniente que se
observen y analicen por qué realizan acciones o por qué dejan de hacerlas, que
observen el comportamiento que ante determinadas situaciones tienen otras
personas, observando-me, preguntando-me, observando las imágenes de los
“espejos” que me reflejan.
AUTOESTIMA.-
Podemos definir la
misma como la opinión que tiene una persona sobre su propia personalidad y su
conducta. Normalmente lleva asociada un juicio de valor que puede ser positivo
o negativo. Se forma a través de la interacción social, de la experiencia y
mediante los contactos interpersonales. Se construye a partir de la observación
de uno mismo y de la imagen que los demás tienen de uno.
- Como
modos de mejorar la autoestima citaremos a modo de ejemplos:
- Actuando
del mismo modo que pensamos (teoría de la disonancia cognitiva).
- Comprometiéndonos
con la acción, para lo cual avanzaremos en nuestras acciones aplicando
perseverancia y tenacidad.
- Aprendiendo
a aceptarnos.
- Expresando
coherencia en nuestras conductas y acciones.
AUTOCONFIANZA.-
Una
definición aproximada a la misma sería la de considerar la autoconfianza como
el considerarnos eficaces, confiando en la capacidad que cada uno de nosotros
posee para pensar, aprender, elegir alternativas, tomar decisiones con el fin
de superar retos y producir cambios.
La suma de autoconfianza y autorespeto
nos daría como resultado una autoestima adaptativa.
AUTOCONTROL.-
Nos
permite controlar nuestras emociones y nuestros impulsos, siendo capaces por
tanto de elegir el momento y formas más adecuadas para expresar nuestros
sentimientos. No se debe de confundir con la represión de nuestras emociones.
En determinadas ocasiones es necesario
que controlemos nuestras emociones, esto sucede por ejemplo cuando no es
conveniente expresar nuestros sentimientos, cuando somos conscientes de que las
emociones están interfiriendo en nuestros pensamientos y conductas, cuando
nuestra actuación está guiada por las emociones y esto acarreará consecuencias
negativas.
HABILIDADES QUE COMPONEN LA
INTELIGENCIA EMOCIONAL.-
Según
Mayer y Salovey, (1997)
1.-
Percepción, evaluación y expresión de emociones: implica reconocer y recibir
información del sistema emocional. La IE no puede existir sin esta capacidad. La
percepción emocional implica atender, reconocer y descifrar los mensajes
emocionales que van siendo emitidos mediante tonos de voz, expresiones
faciales, entre otros símbolos culturales. Desde edades tempranas los niños
aprenden a interpretar las expresiones faciales de los adultos y responden en
consecuencia.
2.- Asimilación en la vida mental de
las experiencias emocionales básicas (facilitación emocional). Las emociones
resultan de organizar diversos aspectos de la vida mental: psicofisiológicos,
emocional-experiencial, cognitivos y conciencia. Las emociones influyen sobre
las cogniciones alterándolas, convirtiéndose así en algo positivo o negattivo
en función de la cualidad de la emoción. El sistema cognitivo se ve forzado por
las emociones para ver las cosas desde distintas perspectivas, alternando por
ejemplo entre ver las cosas de una manera optimista o pesimista.
3.- Comprensión y razonamiento con la
emoción: Cuando las emociones son reconocidas y etiquetadas, es cuando tiene
lugar su comprensión. El individuo que posee esta capacidad tiene más facilidad
para conocer y comprenderse a sí mismo y a los demás.
4.- Manejo y regulación de la emoción
en uno mismo y en los demás: se trata de la habilidad más compleja, de nivel
superior, que es el resultado de la suma de las anteriores. Un buen manejo de
las emociones supone seguir unas normas, pero hacerlo con suficiente
flexibilidad, que es un requisito básico para poder hablar de comportamiento
inteligente en el mundo real. El manejo de las emociones también implica
comprender cómo progresan en el contexto de las relaciones con los demás.
LAS EMOCIONES POSITIVAS.-
Mejoran
nuestras relaciones humanas por los efectos sociales que poseen, influyen en
nuestras relaciones interpersonales y en las expectativas que tenemos sobre
ellas.
Cuando el afecto positivo predomina las
personas actuamos de manera más prosocial, expresamos un mayor agrado hacia los
demás, aumenta nuestra generosidad tanto para nosotros mismos como para
nuestros semejantes, somos más cooperativos y presentamos menos agresividad.
Las emociones positivas también ejercen
influencia sobre el rendimiento cognitivo, permitiéndonos actuar de forma más
creativa, tomar decisiones más eficientes e incrementa nuestra motivación
intrínseca. Nos hacemos más resistentes al estrés porque se ven los eventos
traumáticos menos amenazadores.
La psicología positiva fue desarrollada
por Martin Seligman y tiene como objetivo, mejorar la calidad de vida al
intentar prevenir que aparezcan trastornos mentales y psicopatológicos. Insiste
en la construcción de competencias y en la prevención.
¿Tiene valor adaptativo las emociones
positivas?
Las emociones positivas solucionan
problemas relativos al crecimiento personal y al desarrollo del mismo. El
experimentar emociones positivas conduce a estados mentales y a modos de
comportamiento que hacen que el individuo se sepa enfrentar con éxito a
adversidades y dificultades venideras. El
OPTIMISMO es uno de los puntos que más interesa a la psicología positiva, ya
que se relaciona con variables como, el logro, la salud física, la
perseverancia y el bienestar.
El HUMOR y su manifestación externa, la
risa, son capaces de reducir el estrés y la ansiedad, mejora la calidad de vida
y la salud física del individuo.
La CREATIVIDAD es considerada un
proceso importante en el desarrollo personal
y en el progreso social del sujeto. Se manifiesta mediante formas
artísticas, literarias, científicas, etc. depende de una interacción entre
habilidades cognitivas, conocimientos técnicos, recursos materiales,
circunstancias culturales y sociales y una “pizca” de suerte.
La creatividad es otro de los recursos
de que se puede servir la persona para afrontar circunstancias adversas, se
puede desarrollar y fomentar a lo largo de la vida.
Seligman y Peterson, crearon un
instrumento de medida, el Inventario de fortalezas (VIA), basado en la
clasificación de los recursos positivos del individuo y formado por un
cuestionario de 254 items, tipo Likert, con 5 posibles respuestas cada uno, que
mide el grado en que cada individuo posee las 24 fortalezas y virtudes. Un
estudio ha revelado que existen 5 cualidades de las 24 que se relacionan de
forma consistente con la satisfacción con
la vida en alto grado: entusiasmo, optimismo, curiosidad y capacidad de
amar y ser amado.
EL
SENTIDO DEL HUMOR EN LOS PROFESIONALES DE LA SALUD.-
Es importante para la salud de los
enfermos físicos y psíquicos, el humor positivo, también lo es para los
profesionales de la salud. La profesión sanitaria resulta altamente estresante
porque a los problemas que surgen en cualquier trabajo se suma las situaciones
límite a la que están expuestos, responsabilidades extremas, escenas
desagradables, etc. Requieren dosis de energía altas para diagnosticar, cuidar
y tratar la salud de personas, máxime si tienen que ser modelo de optimismo y
buen humor para los pacientes.
El sentido del humor puede resultar muy
beneficioso para las personas de su entorno, en la medida que infunde en estos
profesionales energía psíquica, ayudándoles a
superar y controlar la impotencia en que se ven inmersos en determinadas
situaciones. La relación existente entre los elementos estresantes del
trabajador y las estrategias de adaptación por parte de los profesionales
suponen un binomio de impacto alto al ahora de percibir e interpretar los
problemas.
Las personas más adaptadas interpretan
que tienen menos problemas y de menor intensidad, lo que se traduce en niveles
más bajos de estrés. Recientes investigaciones apuntan que una de las
estrategias que mejor encamina a una buena adaptación es la utilización en el
trabajo del sentido del humor.
Los profesionales de la salud atienden
a las necesidades de los pacientes y a sus propias demandas de cuidado. El
ejercicio de la profesión enseña que hay que aprender a mantener un estado de
ánimo saludable, optimista, a ser empáticos, coherentes, y que resulta más
positivo para el ambiente del trabajo una buena relación con el equipo,
minimizar los problemas, dedicar tiempo a divertirse y disfrutar de la vida, y que
resulta poco saludable dejarse influenciar en demasía por los acontecimientos
del día a día.
INTELIGENCIA SOCIAL.-
Como se ha citado anteriormente, uno de
los antecedentes de la Inteligencia Emocional fue la Inteligencia Social, el
“nosotros”.
- Temas relacionados con la IS son:
EMPATIA:
Entendida como la capacidad para comprender los sentimientos, razonamientos y
motivaciones de los demás, la habilidad para comprender que los demás pueden
tener puntos de vista diferentes al nuestro, capacidad para ponerse en el lugar
del otro.
“Las tres cuartas partes de las
miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran
en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista” (Mahatma
Ghandi).
¿Cómo podemos
desarrollar la empatía?
Manteniendo una actitud positiva
hacia el cambio, con voluntad de mejorar las relaciones interpersonales,
ejerciendo la capacidad de escucha activa, fomentando la confianza en los
demás, expresando proximidad, respeto y consideración, evitando prejuicios y
estereotipos, corrigiendo las conductas erróneas.
ASERTIVIDAD:
“Cualquiera
puede enfadarse, eso es algo sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada,
en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo
correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. (Aristóteles).
¿Cómo podemos desarrollar la asertividad?
Con una actitud positiva hacia el
cambio, con voluntad de mejorar las relaciones interpersonales, fortaleciendo
la capacidad de empatía y el equilibrio emocional, expresando proximidad,
consideración y respeto, evitando los prejuicios y estereotipos, corrigiendo
conductas erróneas.
EMOCIÓN
EN LAS ORGANIZACIONES.-
En la década de los 90
aumenta el interés por las emociones y estados emocionales en las
organizaciones, pero es en la última década cuando aparecen dos líneas de
investigación complementarias que explican como influyen los estados
emocionales y las emociones discretas en el ámbito de la organización:
Una
primera línea de investigación con los trabajos de Isen y Forgas sobre la
influencia directa de los estados emocionales positivos y negativos.
Una
segunda línea, dirigida por Weiss, sobre las emociones discretas y su efecto
indirecto.
En
cuanto a la primera línea de investigación, esta ha demostrado que el efecto de
las emociones y los estados de ánimo sobre la cognición y la conducta de las
personas es amplio. Las personas evaluamos constantemente diferentes
actividades y situaciones de manera positiva o negativa dependiendo de nuestro
estado emocional actual. Si estamos en un estado de ánimo positivo tenderemos a
evaluarlas en sentido positivo y si
estamos en un estado de ánimo negativo lo haremos en un sentido negativo. Se ha
demostrado de forma consistente que el afecto positivo predice mayores niveles
de creatividad, innovación y una mayor flexibilidad cognitiva.
En
el ámbito laboral los estados de ánimo positivos conllevan:
- Más
satisfacción con el trabajo.
- Mayor
rendimiento en las tareas.
- Más
conductas de ayuda con los otros miembros del grupo que facilita la
cooperación.
- Provoca
mejores evaluaciones cuando somos sometidos a una entrevista, se valora nuestra
ejecución en una tarea concreta o somos partícipes
en negociaciones.
Los
estados de ánimo negativos producen efectos más ambiguos que los positivos ya
que las personas que los presentan desean cambiarlos a positivos, comportándose
de forma inconsciente con su estado emocional. Conllevan efectos perjudiciales
en las organizaciones:
- Menor
satisfacción con el trabajo.
- Más
negativos en su evaluación con los demás: las personas aprecian peor el
rendimiento de los subordinados y son más exigentes en las entrevistas.
Hay que resaltar, no obstante, que los estados de ánimo negativos pueden
llegar a producir un procesamiento de la información más sistemático, realista
y profundo, mostrando de esta manera que las emociones positivas no se asocian
siempre con una mejor ejecución. Las personas con un estado de ánimo negativo
rechazan los estereotipos y es bastante difícil convencerlas con argumentos
débiles o superficiales.
En
cuanto a la segunda línea de investigación, hemos comentado ciertos procesos
cognitivos y conductas determinadas son las consecuencias naturales de ciertos
estados afectivos, como ejemplo diremos que la creatividad aumenta y mejoran
nuestras interacciones con los demás con los estados de ánimo positivos. Pero
estos estados positivos también presentan una influencia indirecta y no tan específica.
Las
personas responden a los sucesos de su jornada laboral con reacciones
emocionales diferentes con emociones discretas como el miedo, la ira, tristeza
que no son intrínsecas a la persona (no son un rasgo de las personas, sino un
producto de su interacción con los acontecimientos cotidianos).
Se
han explorado dos vías que conectan el afecto y la ejecución en el trabajo:
- los
recursos cognitivos de la persona y la capacidad
de regulación emocional.
En cuanto a los
recursos cognitivos (atencionales) de la persona son limitados, por ejemplo, si
nos encontramos realizando una tarea que requiere un gran esfuerzo cognitivo y
nos ocurre un acontecimiento emocional, aunque no tenga relación con la tarea, interferirá
en nuestro trabajo, en cambio si la tarea que estamos realizando es simple
interferirá limitadamente. El deterioro en el rendimiento laboral puede
ocurrir bien por un desvío directo de la
atención, bien por posteriores pensamientos rumiativos que surgen generados por
la situación emocional.
En cuanto a la capacidad para focalizar nuestra
atención (capacidad de regulación emocional) en la tarea que debemos realizar
se produce un esfuerzo de auto-regulación para buscar la motivación intrínseca
y el interés en su realización y evitar distractores entre los que se
encuentran los eventos emocionales que nos ocurren. La capacidad de regulación
emocional también es limitada y su uso continuado hace que se agote.
Las emociones también juegan un papel importante
en las actividades donde el trabajador debe cambiar sus sentimientos,
modificarlos o suprimirlos para interactuar con el resto de compañeros y crear
una impresión adecuada. Esta necesidad de cambiar o modificar y manejar las
emociones como requisito del rol laboral es lo que recibe el nombre de esfuerzo emocional.
El trabajador debe seguir unas reglas y estándares de comportamiento (varían
dependiendo de las demandas del puesto) para manejar sus emociones que serán
bien explícitos (mediante cursos de
entrenamiento previos a cargo de la empresa) o implícitos (aprendidas a través
de la propia experiencia o de la observación de los compañeros).
Como estrategias para la puesta en práctica del esfuerzo
emocional se distinguen tres de ellas mediante las cuales los empleados
intentan mostrar sus emociones de cara al público:
a) actuación
superficial: se refiere a los intentos de los
trabajadores de enmascarar los aspectos más visibles de sus estados emocionales
que son los que pueden ser percibidos en la interacción con sus
clientes/pacientes. Con esta actuación superficial se modifican se modifican
aspectos verbales y no verbales, pero el sentimiento más profundo se mantiene
intacto. Existe por tanto, una disonancia emocional durante la interacción
entre la expresión emocional de cara al público y el sentimiento interno.
b) actuación
profunda: mediante esta actuación, el trabajador intenta
influir en lo que está sintiendo para, experimentar verdaderamente las
emociones que quiere exteriorizar. Aquí no sólo se modifica la conducta
expresiva sino que también se regulan las emociones internas mediante
pensamientos, imágenes o recuerdos que provoquen ciertos estados de ánimo.
c) regulación
de emociones automáticas. En ciertos casos la emoción necesaria
surge de forma espontánea en el trabajador porque verdaderamente la siente en
ese momento. Si la persona siente de verdad una emoción determinada en su
entorno laboral, se produce de forma natural la expresión de esa emoción en
interacción con los pacientes/clientes.
Ciertos autores definen como demandas básicas de
esfuerzo emocional requeridas al trabajador y cuya presencia influirá en su
nivel de burnout y de malestar, las siguientes:
1.- Exteriorización de emociones positivas.
2.- Exteriorizar y manejar emociones negativas: regularlas
de forma adecuada para no exteriorizarlas al cliente/paciente.
3.- Sensibilidad y
comprensión de las emociones de los clientes: necesidad empática.
4.- Nivel de control de
la interacción con el cliente: se refiere a la posibilidad de que el trabajador
controle las interacciones sociales con el cliente.
5.- Disonancia
emocional entre la emoción sentida y la exteriorizada: conflicto de rol: la
empresa demanda a los trabajadores que exprese emociones que realmente no
siente en una situación particular.
Consecuencias
del esfuerzo emocional: el tener que fingir emociones no sentidas, supone
primero un deterioro en la ejecución del empleado en su trabajo y de la calidad
en sus servicios; si no se da salida a las emociones negativas se llega al
agotamiento emocional. La inhibición y supresión de emociones también provoca
efectos a nivel fisiológico, ya que se produce un debilitamiento del sistema
inmune produciendo una mayor vulnerabilidad a enfermedades víricas, a la hipertensión
y a síntomas somáticos (fatiga, insomnio, dolores de cabeza…); el que aparezcan
estos síntomas dependerá de varios factores como el tipo de ocupación o
variables personales que produzcan en el trabajador un mejor afrontamiento de
las consecuencias negativas derivadas del esfuerzo emocional permanente.