En numerosas ocasiones
hemos oído a nuestros clientes en consulta frases como: “Me encuentro triste y
no tengo motivos para estarlo” “Por las mañanas no tengo ganas de levantarme”
“Todo el día me encuentro cansado”, “Llevo una temporada durmiendo fatal”,
“Pensar en ir al trabajo me produce ansiedad”, “Hace un mes que vengo sufriendo
casi a diario, ataques de pánico” “No me siento a gusto con nada”, “No soy
feliz”.
Después de una
exhaustiva evaluación mediante entrevistas y cuestionarios, el diagnóstico no
es que padecen un trastorno depresivo, es que no son felices, se ha roto su
equilibrio emocional. Nuestro organismo no solo lucha por mantener un
equilibrio de su cuerpo (fisiológico) sino también de su mente (emocional), cuando
este equilibrio se rompe, es cuando se siento mal, triste, abatido,
desesperanzado ante los problemas, en una palabra……INFELIZ.
Desde MEMIMO, vamos a
explicar que ocurre en nuestro cerebro cuando pensamos de ese modo negativo,
entenderán por qué somos infelices.
Desde MEMINO, también
le explicaremos que hacer para que nuestro cerebro recobre la felicidad perdida
o aprenda a ser feliz si anteriormente no lo fue.
No tenemos la llave de
la felicidad, pero sí quizá el camino para que a usted le sea más fácil
encontrarla y comience a disfrutar de una vida donde lo positivo desplace a lo
negativo.
¿Nos
acompaña?
Imagine de que vuelta
al hogar y tras una dura jornada de
trabajo, aparece ante usted un hada mágica que volando, volando lo transporta y
deposita lentamente en un lugar mágico, rodeado de naturaleza, unos paisajes de
coloridos intensos, donde el cantar de los pajarillos es el único sonido que el
ser humano percibe, donde existen unas
acogedoras piscinas termales, con música relajante, una luz tenue y cálida.
Usted se sumerge en sus templadas y transparentes aguas, unas ligeras
ondulaciones del agua, masajean su cuerpo y poco a poco….lentamente, usted se
va relajando. Siga relajado….un poco más, no piense en nada….sólo disfrute el
momento, la música sigue sonando, sólo para usted, da unas cuantas brazadas,
atraviesa la piscina y vuelve a quedarse quieto….se relaja de nuevo. Ya
relajado, sale del agua, la temperatura en el lugar es agradable, se tumba en
una cómoda camilla y unas manos le practican un masaje terapéutico, con aceites
perfumados. Siga relajado….un poco más…más…hasta quedar en tal estado de
relajación que alcanza en ese momento la …FELICIDAD ¡!
¿Lo consiguió? Si fue
así, Felicidades ¡!
Si no lo consiguió del
todo, quizá le falte un poquito de práctica, pero será capaz de conseguirlo la
próxima vez que lo intente.
Es el momento de
preguntarnos: ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando no somos felices?
De entre las emociones
que experimenta el ser humano, la ansiedad, surge de forma automática ante situaciones que consideramos amenazantes o
peligrosas, nos prepara para la lucha o para la huida de dicha situación.
Nuestro organismo cuando detecta un peligro, activa un sistema de alarma y se
desencadenan una serie de reacciones fisiológicas. El miedo al dolor
psicológico provoca las mismas reacciones fisiológicas que el miedo al dolor
físico Este sistema de alarma se
encuentra alojado en nuestro cerebro, en el sistema límbico y sólo se activa cuando
detecta una verdadera situación de peligro. Dentro del sistema límbico, se
encuentra una estructura denominada amígdala, encargada de controlas las
emociones principales como afecto, agresión y miedo. Es la principal detectora
de peligro así, cuando se activa desencadenan miedo y ansiedad, poniendo a la
persona que está en peligro en situación de huir de él. En la actualidad, las
personas sufrimos un gran número de amenazas psicológicas, derivadas de grandes
situaciones de estrés, como pérdida de estatus, de pareja, de prestigio, etc. A
pesar de que estas pérdidas no requieren una respuesta física inmediata, cuando
nos sentimos amenazados en este sentido, nuestro cuerpo se prepara para la
lucha o la huida. Así, una persona que sufre un ataque de pánico, está
experimentando una reacción exagerada de
la respuesta de lucha o de huida, cuando sentimos estas situaciones de miedo,
liberamos grandes cantidades de una sustancia denominada adrenalina.
Estas reacciones
involuntarias están controladas por el denominado sistema nervioso autónomo,
que es el regulador de los procesos vitales. Se divide en:
1. Sistema nervioso simpático
2. Sistema nervioso parasimpático
- El Sistema
Nervioso Simpático, es el que nos prepara para la acción, es el que media
en la respuesta de estrés y en nuestras conductas de lucha y de huida. Es el
responsable de que en estas situaciones aumenten la frecuencia de latidos del
corazón, se dilaten las pupilas, exista una excesiva sudoración en manos,
axilas y cara, también estimula las glándulas suprarrenales, que liberan
cortisol (neurotransmisor responsable del estrés y de la depresión), también es
el responsable de que exista homeostasis en nuestro organismo (autorregulación)
para que funcione de modo adecuado. Emociones intensas afectan a determinadas
glándulas que segregan ciertos tipos de hormonas provocando perturbaciones; así
el hipotálamo cuando se ve afectado por emociones, se estimula provocando
perturbaciones en la tiroides (hipertiroidismo), provocando adelgazamiento en
la persona, el sistema reproductor también puede verse perturbado al alterarse
las hormonas sexuales.
- El Sistema
Nervioso Parasimpático, por el contrario es el que nos prepara para el
descanso, para la relajación. Es el encargado de regular las actividades que
conservan y restablecen la energía de nuestro cuerpo. Es por tanto, cuando este
sistema provoca perturbaciones de tipo somático cuando estaremos ante una grave
patología ya que no disponemos de energía para superar los desarreglos
provocados. La persona notará la presencia de síntomas, tales como: insomnio,
fatiga, angustia, sensación de globo en la garganta, contracturas musculares,
vértigos, fobias, dolor de estómago, excitación nerviosa mezclada con
debilidad.
Nuestro cuerpo es
conveniente que cargue y descargue energía de una forma equilibrada. El proceso
sería el siguiente: sentimos emociones, pensamos, realizamos actividades,
interaccionamos con las personas. El paso siguiente será contener toda la carga
para asimilar y aprender, sacando la
experiencia positiva de todo ello que nos aportará conocimiento, sabiduría,
madurez y un crecimiento en el terreno personal y en el terreno social. Después
de haber asimilado lo positivo de las experiencias, descargamos por completo
dicha carga de energía. El resumen sería: carga de energía- asimilación- descarga
de energía. Si esta secuencia se rompe, o no se cumplen todos sus pasos, con
gran seguridad aparecerán trastornos físicos y psíquicos, es decir,
enfermaremos.
¿Qué
podemos hacer para que el sistema esté equilibrado y no enfermemos?
Los acontecimientos de
la vida diaria suelen ser fuente de gran estrés, miedo e inseguridades, hay un
predominio claro del sistema simpático sobre el parasimpático, con la inmediata
consecuencia de una depresión en nuestro sistema inmunológico. Los sistemas
simpático y parasimpático son antagónicos, ambos están presentes en cada uno de
los órganos, ejerciendo una función estimuladora (vía simpática) o inhibidora
(vía parasimpática).
Si usted se encuentra
apático, triste, infeliz, ya ha aprendido que el motivo es que su actividad parasimpática le ha ganado la
partida a su actividad simpática, ha
llegado el momento en que aprenda a nivelar ambos sistemas nerviosos, ambos son
complementarios y funcionan en oposición natural, para recuperar la felicidad y
disfrutar de los placeres cotidianos, lo habremos conseguido cuando los dos
sistemas nerviosos queden en tablas. Por ello, la enfermedad es como un mensaje
que nuestro cuerpo nos transmite para avisarnos que “algo no funciona”, que los
niveles de carga y descarga de energía han sufrido una descompensación, en
nuestro sistema psíquico algo falla, en los procesos de asimilación, integración
y eliminación de nuestro mundo emocional.
Las endorfinas, analgésicos endógenos o
sustancias químicas producidas por el propio organismo, muy similares en su
estructuras a los opioides: opio, morfina o heroína, pero sin los efectos
negativos de las mismas. Estas sustancias químicas cumplen una función muy
importante en el control de las conductas emocionales. Son el vehículo material
del placer, la euforia, la felicidad y el alivio del dolor, generan sensaciones
placenteras, aumentan la secreción de acido gástrico, relajan la musculatura
del estómago, estimulan la liberación de dopamina. En los estados de ánimo, las
endorfinas están ligadas con nuestro subconsciente, por lo tanto son capaces de
producir fantasías, inspiración, imaginación, creatividad, etc.
¿Qué tiene en común
besar a la persona amada, recordar un momento feliz y practicar ejercicio
físico? En las tres actividades mencionadas, nuestro organismo genera
endorfinas, esas pequeñas descargas eléctricas, que nos hacen sentir felicidad.
Cuando besamos, acariciamos y abrazamos las
“felices endorfinas” también se alegran y se estimulan, esto contribuye a
eliminar muchos dolores, insomnio, estrés y estados depresivos.
Si recordamos un
momento feliz, pensamos en un proyecto futuro o incluso imaginamos una
historia, las endorfinas se liberan y nos acompañan a soñar, se alegran y hacen
que nuestra felicidad aumente.
Cuando el ejercicio
físico se prolonga a un nivel moderado o de alta intensidad, o el cuerpo está
bajo un estado de estrés extremo, las endorfinas se colocan ropa de deporte, se
liberan de su encierro y nos acompañan en la actividad física.
Como ven, les hemos
puesto sólo tres ejemplos de situaciones en
las que se produce una liberación de esa “hada mágica” a la que ya le
hemos puesto nombre –endorfinas- que al
principio de estas hojas nos transportaba en un vuelo imaginario a un bosque, a
un paisaje, a unas aguas templadas, en las
que nosotros mismos aprendimos a relajarnos.
Existen muchos ejemplos
más, queda mucho por saber de esas hadas mágicas, donde se encuentran ,cómo nos
pueden acompañar, como nos pueden ayudar y lo que es más importante, cómo hemos
de llamarlas para que estén a nuestro lado cuando realmente las necesitemos.
Si has llegado hasta
este renglón, es que realmente quieres aprender a mimarte, quieres ser un MEMIMO, sigue con nosotros, te
enseñaremos el camino para conseguirlo y……..te prometemos que al final del
mismo, cuando ya divises una pequeña luz….tras ella encontrarás la FELICIDAD,
esa que tú mismo habrás sabido hallar ¡!!!!